Diálogos
“Los hombre hacen su trabajo y punto mientras que las mujeres lo hacen y tienen que demostrar que lo hacen bien”
Cecília Oliveira mantiene un perfil activo en la lucha feminista por los derechos de la mujer portuguesa
Tiene una sonrisa de esas que achinan los ojos y dibujan líneas de expresión, pero también de las que revelan simpatía y carisma allá donde pisa. Cecília Oliveira nació y creció en la frontera, asentada en Portugal y sin dejar de mirar hacia España. Cada día recorre la Raya alentejana, desde su lugar de residencia, en Castelo de Vide, hasta su despacho, ubicado en la dirección del Centro de Ciencia del Café de Campo Maior. Y consigue sacar tiempo para la mujer portuguesa, la que continúa luchando y reivindicando sus derechos laborales y sociales.
Foto: RAYANOS MAGAZINE.
- Nace, vive y trabaja en la Raya. ¿Cómo ve la relación entre España y Portugal?
- La relación entre España y Portugal siempre fue una relación de proximidad, una relación muy natural. Recuerdo que, cuando era pequeña, todas las semanas íbamos a España para comprar cualquier cosa o visitar a algunos amigos de mis padres. Esto me llevó a que todas las semanas, más o menos tiempo, conviviese con españoles rayanos residentes en poblaciones cercanas a Marvão y Castelo de Vide, donde nací. Pienso que son dos regiones de interior y que tanto España como Portugal tienen las mismas necesidades. Son poblaciones pobres pero con una gran fuerza interior, con necesidad de crecer y fluir: el paisaje es igual, la comida es muy parecida y compartimos las dificultades de empleo. También de la emergencia de la mujer: la importancia de la mujer en esta zona de frontera es la misma a un lado y otro. De ahí que piense que hubo una frontera física que ya no existe, y que nunca existió una frontera psicológica entre los dos países.
- Dice que en sus recuerdos de niña está España presente.
- Sí, y no solo por esas visitas que comentaba. Mis abuelos y algunos tíos se dedicaron al contrabando en la zona entre Portagem, Marvão, y Valencia de Alcántara. Tenían una taberna donde vendían de todo, desde vino hasta pan, y escondido estaba siempre el material para el contrabando: cuando llegaba la noche se acercaban hasta allí los hombre que iban a llevar ese saco para España. De hecho, un tío mío terminó casándose con una española: él llevaba el café a España y terminó trayéndose a una española a Portugal (ríe).
Foto: RAYANOS MAGAZINE. Foto: RAYANOS MAGAZINE.- Sus raíces se remiten al contrabando de café y ahora dirige el Centro de Ciencia del Café de Campo Maior. ¿Cómo llegó esa oportunidad?
- Mi relación con el café comenzó cuando era muy pequeña. Mi abuela hacía el café en la lumbre cada mañana, en una cafetera muy grande. El olor del café se expandía por toda la casa; era un aroma encantador, óptimo. Y los niños, por entonces, no tomábamos leche con cacao soluble, sino leche con café, del que se hacen en la cafetera. Yo he crecido tomando café y por eso siempre me ha gustado el café. La oportunidad de dirigir el Centro de Ciencia del Café llegó de la mano de Rui Nabeiro en forma de invitación. Cuando aún se estaba construyendo este proyecto, el comendador junto a su familia me invitó a ponerme al frente y yo abracé el proyecto con muchísima pasión. Como acostumbro a decir, no consigo pasar un solo día sin pensar en el Centro, en cómo vamos a mejorarlo y a enriquecerlo aún más. Este centro es una obra única en términos mundiales que fue soñada por un hombre, Rui Nabeiro, y su familia, y para mí es una gran responsabilidad darlo a conocer porque tiene una voluntad enorme de compartir el conocimiento, la historia y la cultura del café. Todas las personas toman café pero es necesario saber su ADN, y para ello se creó este centro, que solo podía estar aquí, en Campo Maior, la capital del café. Fue una invitación que acepté con mucho gusto, que me enorgullece y me honra, y aún más si pienso en el equipo que me rodea, un equipo interdisciplinar fantástico, de personas maravillosas que viven aquí como si fuese su propia casa. Queremos que los visitantes vivan una auténtica experiencia con el café que les haga salir con una sonrisa y hablando bien del centro.
- Además, todos los días viene de Castelo de Vide hasta Campo Maior. Recorre la Raya a diario…
- Así es. En todo el trayecto estoy siempre cerca de la Raya (ríe).
Foto: RAYANOS MAGAZINE. Foto: RAYANOS MAGAZINE.- ¿Y hay diferencias entre la frontera que separa Castelo de Vide de Valencia de Alcántara, con la que divide Campo Maior de Badajoz?
- No encuentro diferencias en la forma de estar, encuentro diferencias superficiales por estar Campo Maior cerca de una gran ciudad que siempre proporcionó muchísimas cosas que aquí no había. Es una urbe grande donde las personas son muy urbanas, mientras que cerca de Castelo de Vide tenemos pequeños pueblos como Marvão o Valencia de Alcántara y las semejanzas son mayores. En el día a día de una familia en Castelo de Vide es muy parecida con el día a día de una familia en Valencia de Alcántara mientras que aquí eso no pasa. Aquí el hecho de tener tan cerca una ciudad desarrollada y tener muchísimas más cosas, otras posibilidades y otra oferta, hace diferente la mentalidad de Campo Maior respecto a la de Castelo de Vide.
- ¿Qué es lo que más le gusta de España?
- ¡La comida! (ríe). Estaba bromenado. Por encima de todo, lo que más adoro de España, es la forma divertida, feliz y activa con la que los españoles viven. Creo que son mucho más divertidos que los portugueses, que somos más conservadores y tradicionales, especialmente respecto a los hábitos sociales. Todas mis amigas españolas tienen unos hábitos de vida diferente: salen más a la calle, quedan mucho más con amigos, etc. Ellas siempre me están invitando para salir en alguna fiesta o tomar una copa, mientras que yo las invito para dar paseos (ríe). Creo que es una gran diferencia.
Foto: RAYANOS MAGAZINE.
- ¿Qué le gustaría que aprendiéramos de los portugueses?
- Que tenemos una historia tan importante como la de España. Te voy a poner un ejemplo. Si nosotros, los portugueses, decimos que somos buenos en algo, los españoles tienen que venir a experimentarlo para acreditarlo, confirmarlo ellos mismos. Si decimos que el Centro de Ciencia del Café es el centro más importante de divulgación del café, ellos se quedan con la duda hasta que vienen y lo comprueban. A los españoles les gusta mucho nuestra gastronomía, pero Portugal es más que bacalao dorado y café: por encima de ello, deberían darse cuenta de que los portugueses estamos muy bien formados en términos de cualificación y educación. Aunque creo que esto pasó especialmente en otros tiempos y que hoy en día ya es diferente.
Foto: RAYANOS MAGAZINE.- Tanto en España como en Portugal existe un problema con la mujer: a pesar de que comiencen a notarse diferencias, continúa estando por debajo del hombre. En este sentido, ¿cómo se siente al ostentar un puesto directivo?
- Sé de lo que estás hablando, acompaño muy de cerca el movimiento feminista que se está despertando. De hecho, el año pasado fui a Madrid invitada por las diputadas federales para reunirme con ellas y contribuir a cambiar el concepto de la mujer en la política, en el mundo laboral y en la sociedad. Aquí en Portugal hay un problema serio: una mujer y un hombre con el mismo puesto de trabajo tienen las mismas funciones pero diferente salario, él gana más dinero. Y encima las mujeres necesitamos días de 48 horas porque continuamos trabajando con la familia como madres y en la casa. Cuando fui al parlamento español me quedé bastante sorprendida, las portuguesas tenemos muchísimo que aprender de las mujeres políticas españolas; aún así creo que la situación está cambiando. La dificultad que encuentra una directora de un museo, una gerente de una empresa o una administradora es que los hombre hacen su trabajo y punto mientras que las mujeres lo hacen y tienen que demostrar que lo hacen bien.
- ¿Qué mensaje envía a las mujeres que quieren crecer dentro de su trabajo sin encontrar obstáculos?
- Primero, tiene que acreditar que está bien consigo misma para conseguir estar bien con el resto. Segundo, todo lo que hace y que hace con mucha profesionalidad, tiene que prepararse muy bien para serlo. Después, que no tiene que probar nada a nadie. Tenemos que tener una voz activa, una participación cívica en comunidad; no podemos dejar para otros el hacer algo. Muchas veces las mujeres no llegamos a determinados sitios y se nos salvaguarda un poquito más en segundo plano. No, tiene que ir a la plaza pública y reivindicar. Y por último, que sean buenas unas con las otras: porque los hombres se defienden siempre y las mujeres cuando hay una que sobresale, las otras van criticando por detrás, y no ayudan a subir a una que lo puede conseguir. No tenemos que ser todas directoras, gerentes o administradoras, pero si alguna lo consigue tenemos que ayudarle para llegar más arriba.
Foto: RAYANOS MAGAZINE.
- Un libro: Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez.
- Un paisaje: El mar, la playa.
- Un sabor: El del café.
- Una canción: Todas las de Zeca Afonso.
- Un color: Azul.
- Un viaje: Nueva York.