Escapadas
Monsaraz, fiel esencia del Alentejo
Enoturismo, megalitismo y un hechizante caserío caracterizan a la aldea que asoma a Alqueva como una de las siete maravillas de la región
Quizá sea una localidad pequeña pero reúne varios elementos que la hacen enorme, y es que pocos municipios pueden poseer un castillo, una plaza de toros y siete iglesias. Es el caso de Monsaraz, la aldea portuguesa que, distante unos 20 kilómetros de la frontera española, asoma majestuosa sobre el Gran Lago Alqueva recordando por qué es una fiel esencia del Alentejo. Rodeada de viñedos, descansa sobre lo alto de un peñasco para ofrecer las más espectaculares panorámicas - y los más bellos atardeceres - del Guadiana fronterizo.
Menhir da Bulhoa, en el término municipal de Monsaraz.08:00 Viaje al Paleolítico
La Raya es rica en cuanto a cultura megalítica se refiere. Y Monsaraz no iba a ser menos. En su entorno cercano existe un valioso conjunto megalítico que recuerda que el valle del Guadiana fue habitado por el hombre desde tiempos ancestrales. A unos cuatro kilómetros al norte de la localidad, junto a la carretera que une las aldeas de Telheiro y Outeiro, se encontrará con el Menhir da Bulhoa. Hallado a finales de los años sesenta en un deteriorado estado de conservación (caídao, fracturado en el vértice y sin base de origen) fue reerguido y reconstruido sobre una nueva base alcanzando los 1,15 metros. Destaca especialmente su cara más rica en grabados, que constituye un álbum de arte simbólico donde se aprecia, entre otros, un sol. El Menhir de Barrocal, el segundo más alto de la Península con 5,70 metros, o el Cromlech de Xerez, rebuscado en un nuevo emplazamiento tras el llenado del embalse de Alqueva, tampoco tienen desperdicio.
Detalles de las bodegas de Esporão durante una visita. Foto: ESPORÃO.11:00 Esporão, un grande del Alentejo
El Alentejo es la región con mayor producción vitivinícola de Portugal. Entre las zonas con mayor producción se perfila el entorno del Guadiana, y con él el concelho de Reguengos de Monsaraz. De hecho, si algún vino ha conseguido ganarse una reputación fuera del país (y más allá del origen Oporto), es Esporão. Esta bodega cuenta con siete siglos de tradición, una propiedad que alcanza el medio millar de hectáreas de viñedo y una producción de 200 variedades. Pioneros en enoturismo, ofrece al viajero la oportunidad reconocer su planta y el proceso de la vendimia culminando con una cata con maridaje típico de la región.
Sugerencia de Taverna Os Templarios. Foto: TAVERNA OS TEMPLARIOS.14:00 Pulpo y balacao, por favor
Monsaraz ofrece una importante oferta en cuanto a restauración se refiere pero si hay que quedarse con alguno en concreto es la Taverna Os Templarios. Este establecimiento le hará viajar en el tiempo a través de sus candelabros de hierro, armas montadas en la pared y pancartas colgadas de las vigas. Volver será fácil, solamente necesitará apreciar las impactantes vistas sobre el lago que regala su terraza trasera. El pulpo y el bacalao son de degustación (casi) obligatoria en una carta dominada por la gastronomía tradicional alentejana. Es uno de los restaurantes más confiables de la villa: será mejor reservar con anterioridad.
Interior del castillo, reconstruido como coso taurino. Foto: BERNARDO DA SILVA.16:30 Una fortificación históricamente ocupada
La localización de Monsaraz, tan próxima a la frontera y sobre una escarpada, la declara como una aldea históricamente fortificada. Su plaza fue ocupada por lusitanos, romanos, visigodos y árabes, que con el nombre de Saris acabaron integrándola en el Reino Taifa de Badajoz, aunque el castillo que hoy la corona es obra de los templarios. Gerardo Sin Miedo entregó la villa a la orden tras la reconquista cristiana y Don Dinis terminó rematando la fortaleza que acampa entre la Rua Directa, São Tiago y Do Castelo. Ojo, su Torre del Homenaje tiene premio: está adosada a una pequeña plaza de toros que recuerda la tradición taurina de la localidad.
Interior del caserío. Foto: MANUEL ALBINO FRANCO GONÇALVES.18:30 Una ruta religiosa
Si algo caracteriza a la villa es la tranquilidad de sus calles. Pequeñas, apacibles y peatonales, son de un bello empedrado a base de lajas de pizarra que refulgen vistosamente durante los atardeceres. Tras pasar por la Porta da Vila, defendida por dos cubos, su laberinto lleva a siete iglesias entre las que destaca especialmente la matriz de Nossa Senhora da Lagõa, en cuya plazuela se erige un hermoso pelourinho del siglo XVIII. Visita imperdible es también los Paços da Audiência, que alberga el Museu de Arte Sacra.
Atardecer desde el Restaurante Xarez. Foto: XAREZ.20:30 Un sabroso atardecer
No hay atardeceres más populares que los que se proyectan sobre el mar. De ahí que los lugareños elijan el Restaurante Xarez y sus increíbles vistas hacia el valle, acompañados de una suculenta propuesta y el mejor de los vinos. Sin duda alguna será una cena que nunca olvidará.