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Los Mayos, el grito de guerra social de Valencia de Alcántara
Cada 1 de Mayo se celebra esta original y reivindicativa fiesta cuyos orígenes se enclavan en la represión franquista
Asistir a una manifestación durante la represión franquista era algo similar a desembarcar en Normandía con una pistola y tres balas. No debía fácil lanzar un grito de guerra cuando a la mínima reunión de cinco personas la Brigada Político-Social te invitaba a pasar la noche en el calabozo, o que un administrativo del Gobierno imprimiese el sello de ‘censurado’. Un infortunio social pero una buenaventura para Los Mayos, la crítica social tradicional que cada Día del Trabajador celebra Valencia de Alcántara.
Mayos en Valencia de Alcántara. Foto: JOSÉ MANUEL DE LA PIEDAD.El régimen franquista prohibió todo tipo de manifestación o reivindicación a nivel numeroso. Al hecho de que la rebeldía estuviese mal vista, se le sumaba la dificultad de reunirse en asociaciones. De ahí, que surgiesen Los Mayos como una vía de escape. “Como se veía de una forma más o menos cómica y no como una crítica ácida o agresiva, parece que levantaban un poquito la mano a nivel de censura”, explica el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Valencia de Alcántara, Pepe Martínez. Así, la sociedad recurrió a muñecos similares a espantapájaros en sus inicios, hoy mucho más elaborados, para lanzar una crítica social y política suavizada a lo que no había convencido al pueblo a través de un muñeco que se coloca a las puertas de cada vivienda.
Mayos en Valencia de Alcántara. Foto: JOSÉ MANUEL DE LA PIEDAD.Con el paso del tiempo, los materiales de elaboración han cambiado y evolucionado. Se ha pasado de emplear una escoba rodeada de paja a espuma y periódicos. “O una almohada vieja desarmada”, apunta Tina Vicho, una vecina a la que le apasiona esta fiesta. Con decenas de premios a los mejores Mayos, es una de las valencianas que más se implica en esta fiesta. Ese día, su despertador suena a las seis de la mañana para comenzar a darle forma a una acera que acoge auténticas obras de arte. Sin pereza alguna: “me lo paso como los indios”. Y es que hasta la puerta de su casa, colindante al autoservicio que ella misma regenta y cercana al colegio público General Navarro y Alonso de Celada, llegan todos los curiosos. “Para mí es una satisfacción que mujeres a las que le cuesta andar lleguen hasta aquí con su bastoncino porque no se podían quedar sin ver mi mayo”.
Mayos en Valencia de Alcántara. Foto:JOSÉ MANUEL DE LA PIEDAD.Tina revela que ya tiene la idea, que ahora solo le falta darle forma para plasmar su crítica. A pocos días, la ilusión ya se refleja en su mirada celeste. “Si toda la gente lo viviese como yo no se perdería”. Y es que, hace unos años, el Ayuntamiento tuvo que intervenir en una decadencia que amenazaba con extinguir la fiesta. “Se acordó que había que estimularlo con premios”, puntualiza el concejal de Cultura. Desde entonces, el mejor Mayo recoge 150 euros mientras que el segundo gana 100 euros y el tercero 50. Para optar a ello, tan solo tiene que inscribir su muñeco en las oficinas del consistorio, “para saber por donde tiene que pasar el jurado”.
Mayos en Valencia de Alcántara. Foto: JOSÉ MANUEL DE LA PIEDAD.En cuanto a la temática, no hay reglas. Los Mayos pueden criticar el alcalde o que alguien haya atropellado una bicicleta. También puede ser positiva, como si de una alabanza a un torero local se tratase. Todo vale con tal de que una de las fiestas más populares de Valencia de Alcántara no pierda su esencia más reivindicativa y original.