Turismo
Cinco juderías rayanas dignas de visitar
Alburquerque y Castelo de Vide son algunas de las localidades que aún conservan sinagogas, callejuelas y otros vestigios hebreos de la Edad Media
El decreto de expulsión de los judíos de los Reyes Católicos llevó intrínseco muchas huidas hacia Portugal. A pesar de que solo cinco años después, el rey Manuel I adoptó la misma medida que los que se convirtieran en sus suegros con la popular Boda Regia, muchos son los historiadores que aseguran que la conversión de los judíos al cristianismo fue menos estricta y a menudo ficticia en el país luso. Incluso aseveran que no pocos mantuvieron su religión en secreto. Aún así, la expulsión y conversión llevó a que no se preservaran sus barriadas de la mejor forma posible, y que a día de hoy se valoren las huellas hebreas como auténticas reliquias patrimoniales. La singularidad de sus construcciones y el entramado irregular de su callejero permiten trazar un recorrido por la cultura judía a través de los vestigios que aún sobreviven en la Raya.
1. El barrio judío de Castelo de Vide. Aislada, solitaria y tranquila, la villa de Castelo de Vide se convirtió en refugio de numerosas familias judías procedentes de España que se negaron a convertirse al cristianismo. Las Rua da Fonte, do Mercado, do Mestre Jorge o dos Serralheiros son algunas de las arterias de la antigua judería donde aún se puede intuir el prestigioso barrio que fue. Y es que a pesar de haber sufrido numerosas remodelaciones, conservan muchos elementos característicos de la peculiar cultura que lo habitó, como las puertas de arco ojival de las casas particulares o su vieja sinagoga, rehabilitada y convertida en un museo que ahonda en esta civilización.
2. El barrio gótico de Valencia de Alcántara. Valencia de Alcántara fue lugar de residencia de las culturas cristiana, judía y árabe de manera simultánea. De esta época quedó la judería más extensa de la provincia de Cáceres: una serie de calles largas, estrechas y de trazado irregular donde se conservan portadas de estilo gótico ojival. A este Conjunto Histórico-Artístico, declarado Bien de Interés Cultural, se suma una sinagoga datada en el siglo XV.
3. Las hendirías de Alburquerque. Conocido por su Castillo de Luna - y con mucha razón -, Alburquerque atesora mucho más que esta majestuosa construcción. Y es que pocos conocen que también custodia en la calle principal de intramuros hasta seis hornaninas, hendiduras que albergaban las mezuzás y que se perfilan como las únicas que se conservan en Extremadura. Según la historia, en ellas se colocaban pergaminos que, probablemente, querrían anunciar que se trataba de un vecino converso y que Dios estaba protegiendo su casa.
4. Un Centro Histórico de Judíos en Elvas. Durante la Edad Media, Elvas debió acoger una amplia y numerosa población judía, y es que llegó a levantar una de las mayores sinagogas del país en la Rua Açougues. Las vastas murallas que encierran esta ciudad Patrimonio de la Humanidad también custodian restos de mezquitas y otras sinagogas, así como marcas de cruces en algunas paredes como símbolo de cristianización de viejas casas hebreas. El punto de partida para conocer (y entender) esta herencia es el Centro Histórico de Judíos.
5. Documentos y marcas en Évora. Quizá, la huella hebrea de Évora sea la más difusa de la Raya. Esta localidad, también protegida por la UNESCO, custodia un enorme patrimonio donde se aprecian restos romanos, palacios, conventos y otros edificios de la Edad Media en los que perderse a través de la estrechez de sus leyendas. En comparación a éstos, la huella semita ha sido muy castigada y hoy late con dificultad en una nebulosa de documentos y leves marcas. Eso sí, nadie duda de la idiosincrasia de su núcleo urbano.