Turismo

La funesta capilla de Campo Maior, un encuentro con la muerte

Una explosión en el siglo XVIII dejó cientos de fallecidos cuyos restos ornamentan la inquietante Capela dos Ossos

Es tan sorprendente como odiada. Y difícil de visitar. A tan solo 10 kilómetros del antiguo puesto fronterizo de la carretera que lleva su nombre, se localiza Campo Maior, una villa portuguesa perteneciente al distrito de Portalegre y conocida por ser la sede de Delta. Pero, aunque en la actualidad su economía se base en la industria del café y del cultivo de cereales y olivo, en el siglo XVII se convirtió en el segundo centro militar más importante del Alentejo. Un mérito que terminó en tragedia, y en el germen de un espacio que muchos consideran un encuentro con la muerte.

Corría el mes de septiembre de 1732. Como si de un guardián se tratase, un castillo custodiaba el reino portugués de la corona de Castilla desde Campo Maior, aprovisionando soldados, mercenarios, municiones y pólvora ante cualquier posible asalto. Esto aquí, aquello allí. Y en la Torre del Homenaje sesenta toneladas de pólvora y cinco mil cartuchos, convirtiéndose en el blanco perfecto de una terrible tormenta que en la madrugada del día 16 azotaba la localidad. “La explosión fue tan brutal que acabó con la vida de las dos terceras partes de la población”, asegura el divulgador y blogger Víctor Manuel Pizarro en Ciudad-Dormida.

Foto: POR TERRAS RAIANAS.

Todo saltó por los aires. Del millar de viviendas que formaban la villa por aquel entonces solo quedaron en pie doscientas. Y Campo Maior se quedó huérfano, sin saber muy bien qué hacer con los cientos de cadáveres que acampaban a sus anchas por las inmediaciones de la fortaleza, hasta que tres décadas después se levantó una funesta capilla en su memoria. “Una macabra obra religiosa donde se emplearon los huesos y las calaveras de aquellos muertos, más de 800 según las crónicas de la época”, tal y como relata la periodista Israel J.Espino en La vuelta al mundo en 80 mitos.

 

“Pelos vossos esperamos”

La Capela dos Ossos, también conocida como Capela das Almas, se encuentra junto a la iglesia de Nossa Senhora da Espectação. Como comenta J.Espino, visitarla es una suerte. La de encontrar a la señora que guarda su llave y “quizás, solo quizás, que pueda abrirte la puerta” para descender hasta “este pequeño reino de la muerte”.

Foto: POR TERRAS RAIANAS.

“Dentro, cuando los ojos se acostumbran a la oscuridad, descubres los esqueletos de casi un millar de personas cubriendo las paredes y el techo de la extraña estancia: tibias, peronés, húmeros, calaveras que te observan con sus cuencas vacías…”, continúa la periodista en su blog. Detalla que algunos de los esqueletos se mantienen íntegros, incluso con restos de carne chamuscada. Y que no hay ser humano que logre pasar inadvertido por el lugar. Ni el capitán John Patterson, a su paso durante las guerras napoleónicas, lo consiguió, quien dejó por escrito ser “de aspecto de lo más horroroso” y que “resultaba aún más lúgubre por la tenue luz pálida que emitía una lámpara colgada del techo abovedado

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Quizá solo sea una visita para los valientes. Como avisa Pizarro, es un espacio que invita a reflexionar “sobre la pobreza de lo material y lo efímero y transitorio de nuestras vidas terrenales”, que te deja, tal y como describe J.Espino, un escalofrío te recorre la espalda “mientras cientos de calavera nos contemplan con sus cuencas vacías y un susurro parece surgir de sus bocas descarnadas”. El mensaje -que también se puede leer-: “Nos, ossos que aquí estamos, pelos vossos esperamos”.