Cultura
Un homenaje a las guerreras de Olivenza
Este 17 de septiembre se cumplen 377 años de la defensa de la Puerta del Calvario por las mujeres oliventinas de la época
España y Portugal no siempre se han tendido la mano. Ejemplo de ello fueron las revueltas del siglo XVII, cuando acontencían tanto con pequeñas contiendas como con grandes conflictos armados entre un país y otro. Eran tiempos en los que los hombres jóvenes eran reclutados, ausentándose de un territorio en el que tan solo se quedaba la nobleza y el clérigo junto a las mujeres y ancianos del pueblo llano. Un ejército con la misma tesitura por defender lo que era suyo a pesar de estar menos formado y y tener sexo femenino.
El 17 de septiembre de 1641, Olivenza sufrió un desmesurado ataque por parte del ejército español. Fue tomada por sorpresa cuando, según las normales sociales de la época, no había quién para defenderla. “Todos los hombres jóvenes habían sido reclutados, quien tuvo que defender las cortes fueron los que se quedaron, entre ellos las mujeres”, explica el secretario de la Asociación Limbo Cultura, José Jaime Vega. “Tuvieron que tirar de todo para repudiarlos, con arcabuces, espingardas, aperos de labranza, e incluso palos y piedras. Todo lo que tenían a su alcance”, subraya, demostrando el papel defensivo que tuvieron que adoptar las féminas, relegadas en el relato de las guerras. “Por desgracia siempre tuvieron un papel secundario, un papel de sufridoras”.
Un relato, en palabras de Vega “semi-legendario”, que ha transcendido en la historia de Olivenza y que Limbo Cultura decidió tomar en 2016 como pretexto para celebrar una cita con la historia y la igualdad. Así germinó la ‘Defensa das Portas’, una cita con connotaciones culturales y reivindicativas que pone en valor este hito medieval. “Nos inquietó muchísimo” -cuenta- “y nos dimos cuenta de que era una ocasión perfecta para hacer un programa de actividades con esta doble vertiente, tratando de incidir en la guerra que están llevando a cabo las mujeres en la actualidad para lograr la igualdad”.
Una premisa bajo la que se desarrolla la tercera edición, cuyos actos centrales tuvieron lugar el pasado domingo “por eso de que el día 17 cae en lunes”. Así, esta jornada comenzó con la lectura de un manifiesto a los pies de la Puerta del Calvario, en honor a todas las que un día lucharon desde allí para defender la villa de Olivenza, y por el combate social que tantas llevan a cabo cada día, y continuó con una ‘sardinada’ para todos los asistentes. “Parece ser que para construir el sistema abaluartado se recaudó dinero a través de impuestos a diversos productos, entre ellos las sardinas”.
Una ‘espigarda’ del siglo XXI
Si algo reivindica la ‘Defensa das Portas’, es la necesidad de relacionar el presente con el pasado, aquellas mujeres que protegieron el contorno de Olivenza con un papel fuera de lugar para la época con las que hoy consiguen que la sociedad sea más justa e igualitaria. De ahí que decidieran reconocer la trayectoria de aquellas mujeres que hayan destacado por su papel reivindicativo con el galardón Espigarda, que toma su nombre de la antigua arma de fuego y con la que vulgarmente aludían a las féminas más inconformistas. “Hemos creado este premio para reconstruir este término, que en oliventino es una palabra despectiva”, relata Vega.
El requisito para ser merecedora del mismos es ser una mujer de Olivenza -y comarca- que sea una contestataria del siglo XXI, “que haya destacado en la lucha por la igualdad de derechos”. Así, este año irá a parar a manos de Rosa María de la Granja, “una mujer que ha estado soltera toda su vida y que decidió tener un hijo cuando nadie lo tenía”, siguiendo la línea que se emprendió en la primera edición, cuando se reconoció la valía del primer matrimonio de lesbianas en la localidad, el mismo que sirvió de puntal para que otras parejas homosexuales dieran el paso.
Los actos se alargarán hasta el domingo, día 23. También la exposición ‘Olivenza 1640-2018’, una muestra cartográfica formada por 17 láminas extraídas de los diferentes archivos que exhibe la evolución de la fortificación abaluartada de la localidad rayana hasta nuestros días. Pero sobre todo, el espíritu reivindicativo y femenino de Olivenza, el mismo que la defendieron de caer en manos del enemigo hace más de 300 años.