Cultura

A bordo con la promoción y la inquietud por el cine

La Caravana de Cine llega a la Raya para aprender de Portugal y compartir proyectos con el país vecino

Fueron los primeros cineastas, aunque no fueran conscientes de la importancia de un gesto que debieron de considerar anodino ni de su estatus de auténticos pioneros de la imagen en movimiento. Y son emblema de una caravana en la que viaja una expedición de cine extremeño en busca del Hollywood más castúo y profundo.

Aquel mítico Viaje a la Luna de Georges Méliès y el sensacional y extraordinario invento de los hermanos Lumière embellecen una caravana de cine que recorre Extremadura. Como si se tratase de un romántico guiño a sus orígenes. Tanto técnicos como de difusión, ya que como recuerda Nuria Díaz, era el cine el que iba al encuentro del público. “Como era un arte nuevo, tenía que darse a conocer. Se situaba en las barracas de feria, en los cafés, en los teatros, en los pueblos, porque formaba parte de una cotidianidad”, anota enfrentando la situación actual en la que el séptimo arte vive custodiado en las salas de exhibición.

Nuria es empresaria y cineasta. Ha trabajado en departamentos de producción y promoción cinematográfica y regenta Las Espigadoras, una compañía que se dedica a la alfabetización audiovisual. Además, es la responsable del Área de Cine y Audiovisual de la Fundación Extremeña de la Cultura. Y ha echado los dientes embelesada a la gran pantalla y al cine documental y alternativo que emitía La 2. Una adición que le llevó a emprender esta carrera profesional, “porque en los cines de Don Benito, como pasa en los cines de casi toda Extremadura, el tipo de programación que hay está copada por un tipo de cine muy comercial”. Una situación que, a su juicio, malogra el sector puesto que “no deja de ser un subproducto que hace también que el cine no se valore como cultura”.

Este fue el germen de la Caravana de Cine, el proyecto de Extremadura Film Commission y la marca Extremadura Audiovisual. “Porque las artes dentro de la Escuela en España no existen como tal, como en otros países como en Francia, que el cine, al igual que la música, la escultura o la pintura forman parte del currículum que los profesores tienen que trabajar con los alumnos”, lamenta la cineasta. Para alterar estos patrones sociales y fomentar que la formación cultural esté (casi) determinada, desde el pasado 24 de junio esta roulotterecorre las comarcas de la región. Villuercas-Ibores-Jara, Campiña Sur y Sierra Suroeste son algunas de las paradas que ya ha hecho y donde esta expedición formada por 15 personas -entre ellos cineastas y profesionales del mundo del cine- han depositado su granito de arena para conseguirlo.

 

Cine como educación

Nuria subraya una y otra vez la vertiente pedagógica que tiene la cultura, y especialmente la cinéfila. “Tiene otros componentes que crean una empatía con el espectador. A través de la imagen y su paralelismo con el mundo real, hace posible sentirte en el lugar del otro y comprender esa otra realidad de forma mucho más poderosa”, recalca. De ahí que todos los profesionales del sector lo propongan como una herramienta más en la Educación, especialmente de quienes se encuentran en plena definición de su personalidad. “De los mayores también, pero sobre todo de niños y jóvenes, de los que están en ese momento de formación de lo que es uno” -declara- “por esa convicción del cine más allá del entretenimiento, como arte, como cultura y como fuente de conocimiento”. Y continúa: “un cine alternativo que va más allá del tipo de productos que se consumen habitualmente, que no siempre operan esa transformación o la operan hacia un lugar que nos hace un poco más estúpido sin favorecer el desarrollo de la inteligencia emocional”.

Para ello, la Caravana de Cine va equipada con todos los extras del cine documental, alternativo y extremeño. “A veces se dedica uno a ver cine de gente que vive en otras partes del mundo pero desconocemos lo que ha hecho un cineasta de aquí, que está viajando por todo el mundo y recibiendo premios en festivales de mucho prestigio”, puntualiza la responsable haciendo especial hincapié en la labor difusora de los trabajos con denominación de origen. Para ello, cuentan con proyecciones de cinco cortometrajes de productores y directores extremeños que pretenden dar a conocer los diferentes géneros, “las distintas visiones y miradas cinematográficas” que conviven a nivel regional en el sector. También, con ponencias y talleres de profesionales del cine que de una manera u otra están vinculados a Extremadura.

Pero la Extremadura Film Commission quiere ir más allá, exprimir al máximo las posibilidades de este automóvil y aprovechar esta aventura para descubrir nuevos escenarios de cine a lo largo y ancho del mapa extremeño. Y -por qué no- nuevas historias que llevar a la gran pantalla. “A parte de la parte patrimonial, tenemos paisajes que pueden dar lugar a millones de historias. Hablo de esos lugares que tienen historia detrás, que tienen una belleza sublime y que pueden formar parte de esos paisajes que uno ve en tantas películas”, afirma Nuria. Relata la misión de descubrir localizaciones y plasmarlas en un catálogo, labor de la que se encargan el fotógrafo Marino Scandurra y el documentalista Pedro Sara.

 

El interés de la frontera y Portugal

Ante la imposibilidad de recorrer cada municipio extremeño, la Consejería de Cultura e Igualdad se ha visto obligada en seleccionar dos localidades de cada una de las seis comarcas que recorrerá durante este mes. Las próximas paradas, en las de Sierra de San Pedro-Los Baldíos, Tajo-Salor-Almonte y Sierra de Gata, pueden que sean las de mayor interés por su ubicación transfronteriza. “Portugal es un país interesantísimo a nivel cinematográfico del que tenemos que aprender y con el que tenemos que compartir proyectos”, revela Nuria sin dar más detalles de las actividades de cooperación que ya prepara la Fundación.

Por lo pronto adelanta que en las próximas paradas – Valencia de Alcántara, este miércoles, día 11, y Albuquerque, jueves 12- contarán con la presencia de compañías cinematográficas lusas. “Conozco a un par de productoras de Lisboa que se han enterado y que están movilizándose para asistir”.

Mientras que llega esa oportunidad, esta Caravana de Cine seguirá sumando kilómetros y quemando ruedas, mostrando cine y educando a jóvenes cinéfilos. Sumando kilómetros y quemando ruedas hasta desgastar malos vicios o, en palabras de la responsable, “hasta crear esa parte reactiva y que los municipios sean los que tomen el cine como algo que tienen que programar”.