Cultura
El Magusto, el festival del abuelo y del niño
El medio ambiente acapara la decimosexta edición de la cita cultural de Carbajo, que contará con la actuación de la fadista Ana Moura
“Nuestra población, desgraciadamente envejecida, también tiene derecho a disfrutar de algo que, al final, también es suyo”. Esta es la esencia con la que arrancó El Magusto, el festival de música folk de Carbajo que ha conseguidomantener intacta su esencia dieciséis ediciones después: hacer vibrar a jóvenes y mayores.
“No podíamos hacer un festival solamente para nosotros, con la música y las actividades que a nosotros nos gustase”, continúa Felipe Barata, presidente de la asociación cultural que da nombre a la cita cultural y uno de los artífices de la misma. La asiduidad con la que él, Laura Corchado y otros tantos amigos de la pandilla asistían a festivales de música les llevó a fantasear con tener uno en su propio pueblo. “¿Por qué no?”. Empezaron con “una fiesta celta, que fue el año de Los Niños de los Ojos Rojos y algún grupino más” y continuó el germen de uno de los festivales más relevantes y consagrados de la escena folk. Y mejor conservados, y es que a pesar de que la muestra evoluciona y se adapta a la demanda, mantiene sus principios. “No queremos dejar atrás a ninguna edad, en este festival hay cabida para todo tipo de público. Es lo que nos hace diferentes”.
Cuando Barata habla del ADN intergeneracional de El Magusto, lo hace a todos los niveles. Y es que no es complicado encontrar a abuelas sentados en sillas plegables en primera fila, ni abuelos ataviados con delantal asando castañas. “Cada uno echa una mano donde puede”, cuenta el presidente. Por ejemplo, mientras que las amas de casa se encargan de que el cocido quede de rechupete, la asociación de cazadores se encargan de que la caldereta sea la cena que reponga fuerzas a los miles de visitantes. “Aquí somos cuatro y cuando pasa el festival quedamos dos o tres, literalmente. Pero la gente arrima el hombro cada vez más”.
Concierto en anterior edición de El Magusto. Foto: TROCAMBA MATANUSCA. n
La cultura portuguesa, invitada de honor
Uno de los nombres que brillan con más luz en el cartel de El Magusto es el de Ana Moura. La fadista con más renombre del siglo XXI aterriza en la decimosexta edición para recordar que Portugal siempre ha estado - y estará - muy presente en la cita. Y no es para menos. Si se marcase una línea recta de Carbajo al hito que anuncia que entra en territorio luso, ésta no alcanzaría más de diez kilómetros. “Y a pesar de ello y de la riqueza cultural tan enorme que poseen, lo desconocemos por completo”, denuncia el joven. “Ellos conocen más nuestras tradiciones que nosotros las suyas, y a raíz de esta reflexión surgió esta inquietud, la de contar con conciertos que pongan en valor la cultura portuguesa”, añade sin desmerecer lo de casa. “Igual que la música que se hace en Extremadura, donde hay una riqueza musical increíble manifiesta en diferentes estilos y que también se desconoce”.
“Es como si nos preguntan si vamos a quitar el cocido o la caldereta, y mira que a mí los garbanzos no me han hecho nunca mucha gracia”, comenta en un tono jovial que revela el interés por esta asociación de Carbajo por mantener vivas sus tradiciones. “En ningún momento estamos diciendo que se erradique Halloween. Es una fiesta divertida pero hay que reconocer que no es nuestra”, y que en muchos casos conlleva que al día siguiente, no se vaya al campo a comer castañas, tal y como marca la tradición del magusto. “Que se vayan de fiesta disfrazados de vampiros, pero que también vayan al campo al día siguiente a comer con la gente”.
El medio ambiente también es un invitado de honor a esta decimosexta entrega. “La naturaleza es algo que va de la mano con el tema cultural de la zona, y, yo creo, que de cualquier zona rural”. Es por ello que no faltarán las rutas senderistas, los paseos sonoros o, incluso, la liberación de aves enun programa que cada año aglutina mayor número de actividades sin alterar el coste de su entrada: gratis. “Se celebra al aire libre. El campo es muy grande y hay cogida para todos”. Para tantos, que esperan multiplicar con creces una población cuyo censo roza los doscientos habitantes. “Pretendemos que vengan todos, y que todos disfruten de este día de magusto”. Y de la esencia rural de este festival, el del abuelo y el niño.
Concierto en anterior edición de El Magusto. Foto: TROCAMBA MATANUSCA.