Escapadas
Romangordo, el pueblo donde nada es lo que parece
Los trampantojos muestran al viajero las tradiciones de este municipio cacereño, que también presume de conservar un importante yacimiento árabe
Si le preguntan a un viajero qué cree que puede encontrar al llegar a Extremadura, pensará en extensas dehesas donde abunda el color verde y en gargantas y ríos por los que corren agua cristalinas. También en cerdos pastando entre encinas y algunos enclaves romanos. Pero pocos serán los que coincidan en afirmar que también ofrece arte urbano en un pueblo de apenas 260 vecinos. Es el ejemplo de Romangordo, un municipio cacereño marcado en el mapa tras convertir sus fachadas en murales realistas en los que se calcan sus oficios y tradiciones.
09:00 El paso de los ingleses
Romangordo es una de las 16 localidades que se enclavan dentro de la Reserva de la Biosfera de Monfragüe. Con esta carta de presentación, poco más queda por añadir para definir la naturaleza que caracteriza sus paisajes. De ahí que el senderismo sea una de las prácticas más recomendadas para descubrir su entorno, y la Ruta de los Ingleses la más acertada para conocer, además, su historia. Este itinerario recuerda una de las batallas de la Guerra de la Independencia, concretamente el episodio en el que los franceses fueron derrotados por tropas inglesas en Lugar Nuevo. Lo hace a través de 16 kilómetros, el último tramo del recorrido que realizaron los 3.500 soldados comandados por el general Hill desde la Sierra de Miravete hasta el Fuerte de Napoleón. Si el viajero dispone de poco tiempo, tiene la opción de llegar hasta orillas del Tajo, donde se ubicó el fuerte. No son más de 10 kilómetros y podrá comprobar el control estratégico de la zona, desde donde se defendía el único paso sobre el río entre Portugal y Toledo.
Yacimiento de al-Balat. Foto: AYTO. ROMANGORDO.
10:30 La huella árabe
En el ecuador de esta propuesta senderista reducida encontrará otro de los reclamos turísticos de Romangordo. Se trata del yacimiento arqueológico de Majadat al-Balat, una villa árabe ocupada del siglo X al XII cuya importancia proviene del control de un vado del río Tajo, hoy desaparecido bajo las aguas del pantano de Torrejón. Las excavaciones, que comenzaron en 2009, dejaron entrever una muralla jalonada por numerosas torres en las que aún se aprecian indicios de reformas que ampliaron la anchura de sus muros, elaborados a partir de pizarra, tierra, guijarros y cal. También, objetos que acreditan el estilo de vida de sus pobladores: cerámicas relacionadas con la conservación de alimentos o fichas de piedra que se desplazaban sobre tableros como actividad lúdica, entre otros.
13:30 Un aroma y sabor particular
La oferta de restauración no abunda en Romangordo. Pero esto no hace que la calidad se vea mermada. El restaurante Campana de Albalát, ubicado en las dependencias de la piscina municipal (Carretera de Higuera, s/n), ofrece una amplia carta de entrantes, ensaladas, pescados y carnes de la tierra. Su particularidad es que el aroma y el sabor de las plantas que crecen en el entorno del pueblo no faltan entre las especies que aliñan sus platos.
Viajero posando junto a un trampantojo. Foto: AYTO. ROMANGORDO.16:00 Ruta de los Trampantojos
Llegar al mediodía intentando apartar la mirada de los trampantojos no habrá sido tarea fácil pero merecerá la pena descubrirlos con una atención plena. Diríjase hasta la Oficina de Turismo, situada en la Casa de los Aromas, y antes de hacerse con un mapa de la Ruta de los Trampantojos, recorra sus instalaciones. Estas galerías ocupan una pequeña huerta dividida en zonas de cultivo y varias construcciones con diversas estancias. Pasee por su jardín, donde crecen las especies más representativas y singulares de este espacio protegido, antes de recorrer la sala interpretativa que da las claves para conocer las particularidades de la flora de Romangordo. Una vez finalizada su visita, dispóngase a descubrir el casi centenar de trampantojos que muestra las costumbres que han marcado la identidad del pueblo: un museo al aire libre donde el viajero encontrará la obra dividida en murales, puertas y frases y donde aprenderá la historia del municipio y alguna que otra palabra típica extremeña, como antiel (antes de ayer) o veleile (mira, allí está). Le sorprenderá cómo los oficiales y personajes más típicos de la zona parecen cobrar vida: la telefonista, el zapatero, el profesor pintado con sus alumnos en la antigua escuela,… incluso los más mayores, fuentes de sabiduría local. No pase por alto la localización de cada trampantojo, pues están plasmados en los lugares donde tradicionalmente se ejecutaba cada oficio.