Turismo
El misterio de la puerta manuelina de Olivenza
El cantero José Carnerero defiende su teoría sobre el origen del 'portão' del ayuntamiento
“Una prueba puede ser una casualidad, pero muchas casualidades hacen una probabilidad”. Bajo esta premisa, el cantero y mineralogista José Antonio Carnerero se ha atrevido a presentar y defender su teoría sobre la puerta manuelina que ornamenta una de los accesos secundarios al edificio del Ayuntamiento de Olivenza. Un portão del siglo XVI repleto de peculiaridades y símbolos religiosos que apuntan a que no se encontró en esta localización desde sus orígenes.
Muchos son los que piensan que José se equivocó de formación. Se instruyó en mineralogía, pero su inquietud y su fascinación por los vestigios del paso del tiempo le ha llevado a estudiar la historia, especialmente la de la Raya. Así llegó a formar parte del grupo de Patrimonio que cuida y vela por la herencia de Olivenza, y así empezó a hilar los indicios de que algo pasaba en la fachada del templo de la Magdalena. “Esta iglesia es manuelina porque por dentro está decorada con ornamentación manuelina” – afirma -, “por lo que tendría que tener una puerta manuelina”. Algo que no encaja por completo. “Ésta es renacentista o de un manuelino muy tardío que no coincide con la fecha de la iglesia en sí”.
Foto: Rayanos Magazine.
Bajo la misma mirada atenta, el cantero se paró con detenimiento en la puerta del segundo acceso al edificio del Ayuntamiento de Olivenza, de estilo manuelino y con claras dimensiones de poder encajar en la portada de la Magdalena. Tras recorrer distintos santuarios del Alentejo, comenzó a estudiar uno por uno cada detalle, encontrando muchos – y variopintos – significados religiosos que le llevaron a creer firmemente que este portão era el original de la iglesia de la que tan solo distan sesenta metros. “Cuando se colocó la puerta actual que tiene la Magdalena, retiraron su acceso original y lo colocaron en el ayuntamiento”, asevera totalmente convencido.
Y va más allá. Fijándose en la austera ornamentación de la entrada principal del consistorio, continúa. “Se instaló en la puerta del almotacén, que era el señor que controlaba los pesos y medidas. No cuadraría que este acceso tuviera esta puerta, con tanta y tanta simbología religiosa, porque la puerta más importante del ayuntamiento no tiene nada, es muy básica”. En relación a este aspecto, José recuerda la hipótesis de muchos historiadores portugueses que consideran este pórtico como la entrada de la capilla del Palacio de Cadaval, nombre que recibe el edificio consistorial. “Realmente aquí no hubo ningún palacio. Se le llama así porque hubo muchos alcaldes que pertenecieron a la familia de Cadaval, pero esto se construyó para ser el ayuntamiento y siempre lo ha sido”.
Símbolos religiosos
El oliventino defendió esta teoría en unas jornadas de historia medieval celebradas en la localidad rayana. Allí desgranó uno por uno los indicios que le han llevado a pensar en este cambio, ausente en la escasa documentación superviviente a los conflictos bélicos entre España y Portugal. En esta ponencia habló de la similitud de la Magdalena con la catedral de Elvas, con la que mucho las comparan bajo el término de ‘hermanas’. “La entrada de la sé de Elvas tiene un atrio y después se encuentra la puerta, y así es como sería la iglesia de Olivenza si mantuviese su aspecto original”, anota.
El hombre cuenta que en la bóveda de la iglesia puede apreciarse, desde el altar y hasta la puerta, la Cruz de la Orden de Cristo seguida del escudo del rey Manuel con sus dos esferas y, por último, el de Olivenza flanqueado por dos blasones de Portugal. La misma combinación, “y en la misma disposición”, que puede apreciarse en la parte superior del portão manuelino.
Continuando con la línea religiosa, en la puerta también puede apreciarse el triángulo de la Santísima Trinidad, una lechuza como símbolo de la sabiduría y una granada, cuyos granos representan a la comunidad cristiana y cuya corteza a la Iglesia que cuida de esos granos. También unos pájaros, “uno de ellos picando las uvas y representando que está tomando la eucaristía, la salvación de Cristo”.
Pero las pruebas van más allá del estudio de estos símbolos cristianos. También hay pruebas para los más laicos y ateos. El cantero recuerda que no es frecuente encontrar azufre en las construcciones, y que cuando aparece es porque la cantera de la que se extrayó contenía hierro y con el paso del tiempo se ha oxidado. “En la fachada de la Magdalena encontramos una mancha amarilla, que es azufre. Como esta línea tiene azufre, la puerta que había aquí también tenía que tener azufre”, subraya. “Y si nos fijamos en la puerta del ayuntamiento se ve azufre por detrás”.
A todas estas notas se suma la de las dimensiones. “En la Magdalena se ve claramente que su puerta está encastrada: el cordón lo tuvieron que romper para meter el angelito y el tondi, que es un círculo, también está roto. Probablemente lo rompieron para bajarlo porque sino no entraba el angelito”.
De Santa Ana a la Magdalena
José también tiene respuestas cuando le preguntan por la procedencia del actual portão de la Magdalena. “Esta puerta se construyó para otra iglesia y después se amoldó para que entrase aquí”, declara. “Barajamos que fuese la de la Iglesia de Santa Ana, una iglesia desaparecida que se encontraba en una zona donde construyeron baluartes en el siglo XVII”. El hombre argumenta que este santuario estaba regentado por la cofradía de las Llagas de Cristo y que fuese ésta quien la mudase como ya hizo con una campana. “Si tú te vas, tu puerta, que la has pagado tú, te la llevas”.
Para demostrar su teoría sería necesario hacer un estudio arqueológico de los materiales de ambas construcciones. “Si analizamos este óxido” – declara señalando unas manchas en la fachada de la Magdalena- “y el de la puerta tendríamos que sacar la misma época”. Pero para ello se necesita contar con un presupuesto. “Son unos análisis que cuestan dinero”.
Mientras tanto, Jose continúa estudiando y barajando hipótesis que refuercen su teoría, como la de los putis que custodian el misterioso portão. “Es un mensaje cristiano al pueblo llano en representación a las enseñanzas o cosas que no había que hacer: la niña está defecando mientras que el niño está tocándose sus partes”, argumenta. “Pero esto se puede extrapolar y ser un mensaje al ayuntamiento. Aquí puede decir que no le toques los cojones al pueblo porque se pueden cagar en ti”, concluye el hombre en un tono chistoso pero con la misma seguridad en su peculiar teoría.