Turismo
Los resquicios rayanos de la Orden de Alcántara
El Conventual de San Benito es una de las huellas monumentales más emblemáticas que ha dejado la orden militar en la Raya
Alcántara supura historia y tradición en cada rincón y plaza. Prueba de ello es la inmensa cantidad de casas palaciegas que encuentra el turista que la recorre. Veáse el Palacio de los Barcos o la Casa de los Bootello. Pero si algo representa las Edades Media y Moderna alcantareñas es el Conventual de San Benito y, especialmente, su Orden Militar, emblema e insignia de la localidad y la Raya hispano-lusa.
La fundación de la Orden de Alcántara marcó un antes y un después en el devenir de las tierras rayanas. “Nace en la misma raya de Portugal y Leon”, dicta el cronista oficial de la localidad cacereña, Jaime Martín Grados. Sus orígenes se remontan a la Beira Alta portuguesa, donde en 1156 fue fundada la Orden de São Julião do Pereiro, la misma que trasladó su sede principal a Alcántara tras su reconquista por Alfonso IX de León en 1213. Fue cinco años después, creándose la poderosa Orden Militar de Alcántara. “La entrega en defensa y protección del Puente Romano, para que siga siendo paso y encuentro entre el norte y el sur de la Península Ibérica por la parte occidental”, recuerda Grados.
La ubicación de su sede central en Alcántara convirtió el municipio en centro neurálgico de batallas, conflictos y encuentros de nobles y reyes que marcaron aún más su carácter fronterizo, principal valor del lugar. “Aquí es donde se asienta la capitalidad y la casa matriz de la Orden”, apunta el cronista mientras explica que estaba divida en la provincia de Badajoz, con prioratos en Magacela y Zalamea de la Serena, y en la de Cáceres, “donde el partido único con sede en Alcántara se dividió posteriormente en cuatro grandes partidos: Alcántara, Valencia de Alcántara, Sierra de Gata y Brozas”.
Una huella monumental
La Orden de Alcántara, la más antigua de España y una de las cuatro más importantes de la Península Ibérica, hizo de la localidad homónima un foco cultural, religioso, económico y administrativo de gran relevancia. Un hito que levantó una imponente herencia monumental. “El primer convento que se edificó fue el antiguo Castillo de Alcántara, en torno a la fortaleza que se cree visigoda y después alcázar árabe”, asevera Grados. Una construcción que albergaba un convento que pronto fue de poca utilidad para la vida religiosa. “Aunque se recogen a las horas canónicas y de celebración de la eucaristía, los monjes salen y viven fuera”.
Fue entonces cuando los Reyes Católicos tomaron conciencia de la “ineficacia o inutilidad” del convento que existía hasta ese momento, dentro del Castillo, y proyectaron la construcción de una nueva edificación junto a la ermita de Nuestra Señora de los Hitos. “Pero éste tampoco convence y poco después, en el siglo XVI, se levantó el actual Conventual de San Benito”.
La construcción de su claustro comenzó durante el reinado de Isabel y Fernando. Éste se caracterizó por ser de traza gótica y planta cuadrangular, cubierto con bóvedas de crucería y convirtiéndose en paso a la capilla de Villasayas, el receptorio y otras dependencias.
El proyecto del conjunto monumental incluía una iglesia que quedó inconclusa. Según éste, estaba dedicada a la Inmaculada Concepción y poseería trazas renacentistas en sus tres naves. La central está presidida por dos escudos de Carlos V, mientras que las laterales se corresponden con las capillas de los Comendadores Diego de Santillán y Nicolás de Ovando. En el lado de la epístola se abre la capilla del Comendador de Piedrabuena, Frey Antonio Bravo de Jerez y, en el lado del evangelio, la sacristía con su original escalera de caracol.
Este Conventual de San Benito es solo uno de los muchos resquicios monumentales que dejó la Orden de Alcántara en la Raya. Pero si con alguna hay que quedarse, una vez más y tal y como subraya Gredos, es con la idiosincrasia de los pueblos por los que pasó. “Se trata de unos lazos de unión que a mí me pueden parecer un poquito oscurecidos y pálidos, pero que si conoces las realidades distintas que ha vivido la Orden, ves la gran conexión cultural, religiosa y de costumbres con la que unió a todos estos pueblos“.