Turismo

Un embarcadero romano y varios molinos: secretos que resurgen de las profundidades del Tajo

La terrible sequía que asola el río transfronterizo deja a la luz un antiguo muelle y una decena de edificios que molían cereales

La falta de recursos hídricos será siempre un problema económico, social y hasta de salud. Pero, a veces, permite descubrir lo que esconde el agua a su paso. Es el ejemplo del Tajo, el río transfronterizo que, asolado por la terrible sequía, ha dejado a la vista patrimonio que llevaba medio siglo cubierto.

Molinos descubiertos cerca de Cedillo. Foto: JOAQUI NEVADO. Molinos descubiertos cerca de Cedillo. Foto: JOAQUI NEVADO. Molinos descubiertos cerca de Cedillo. Foto: JOAQUI NEVADO.

El embarcadero de Cedillo puede ser uno de los más frecuentados por extremeños y portugueses por culpa de la interesante oferta turística que invita a recorrer el tramo navegable del Taejo Internacional a bordo de un barco. En las últimas semanas, el descenso del nivel del río ha disminuido los viajes en barco pero ha dejado a la luz una decena de edificios de principios del siglo XX dedicados a la molienda de cereal. “Se tratan de antiguos molinos algunos de los cuales se explotaban conjuntamente entre España y Portugal y otros de manera indistinta”, recuerda Antonio González Riscado, alcalde del municipio rayano.

Más conocido como Boti, el primer edil relata como los más mayores de Cedillo recuerdan la actividad económica que garantizaban la continuidad de dichos molinos. “Y otros tanto, no tan mayores, se acuerdan de acompañar a sus padres a llevar el trigo hasta allí para que se lo molieran”. El método de pago pasaba de lejos de tarjetas de créditos y facturas. “En función de los kilos de trigo que moliese tenías que pagarle un porcentaje en kilos de harina”, hasta que en 1974, el llenado de una presa recién construida hizo que quedarán sepultados bajo el agua que hasta entonces les había llenado de vida. “A pesar de que algunos habían caído ya en desuso, se cubrieron todos a la vez”.

Curiosos contemplando el hallazgo a raíz de la sequía. Foto: JOAQUI NEVADO.

El alcalde cuenta que en aquella década, “lo de menos era lo que quedaba debajo del agua, y lo que más lo que se iba a hacer”. De esta forma cuenta cómo se menospreció a un patrimonio que con la subida del nivel del río volverá a sumergirse. Al igual que sucederá con el embarcadero romano descubierto a la altura de Herrera de Alcántara, un edificio datado alrededor del siglo II que hizo las veces de aduana durante la Edad Media. “Desde que se hizo el embalse no se había vuelto a ver”, apunta González Riscado.

Esta construcción con forma de casa hizo las veces de antiguo muelle durante la época romana mientras que durante la Edad Media ocupó las oficinas de un puesto fronterizo. “Allí se instauró la aduana, donde se registraban los cargamentos de lana”, relata Boti. “Se cree que durante la época de Felipe II, cuando Antonelli quiso hacer el Tajo navegable desde Aranjuez hasta Lisboa, pudo tener bastante éxito”, añade. De una forma u otra, esta construcción constata la existencia de tráfico fluvial en tiempos remotos.

Embarcadero en Herrera de Alcántara. Foto: MANOLO PIMAR.

En cuestión de tiempo, estas ruinas volverán a sumergirse en las profundidades de un río. No se sabe cuándo ni si volverán a emerguir para volver a desvelar los secretos mejor guardados por el Taejo Internacional.

Antiguo molino incrustado en la ladera del cauce del Tajo. Foto: JOAQUI NEVADO.