Turismo

El mercado de Estremoz, diana de coleccionistas ‘vintage’

Las ‘antiguidades e velharias’ personalizan los tenderetes que cada sábado se instalan en la Praça do Rossio

A Estremoz hay que ir un sábado. Es cierto que su patrimonio y su blanca identidad, otorgada por las buenas y bonitas piedras calizas que la convierten en capital del mármol portugués, no se mueven de esta localidad rayana ningún día de la semana. Pero los sábados, Estremoz es especial. Y su Praça do Rossio, aún más. La explanada que muchos han considerado la más grande y bella de Portugal deja de ser un punto de encuentro para convertirse en reunión de tenderos y antigüedades consideradas piezas de coleccionista.

Rossio Marquês de Pomba es una auténtica sala de visitas. Punto de encuentro para turistas y lugareños, es centro neurálgico de la ciudad. Presidida por una estatua de Saturno, está envuelta por un patrimonio arquitectónico de importante valor, como el Convento dos Congregados, el Convento das Maltezas y el Lago do Gadanha, que durante el sábado pasa a segundo plano. Ocurre desde punta mañana, cuando los tenderetes se apoderan de ella. Desde puestos de fruta, verduras y hortalizas en los que sobresalen tomates maduros y meloncitos dulces del tamaño de la palma de la mano, hasta otros más olorosos que exponen los más suculentos quesos de oveja alentejana. Pero si algo capta la atención de los viajeros que llegan hasta este municipio, ubicado a unos 50 kilómetros de la frontera, es la parte dedicada a las antiguidades e velharias.

En los tenderetes de Estremoz se puede encontrar de todo. Y más. Hay puestos dedicados a loza antigua y otros objetos domésticos que invitan a pensar el hipotético cariño que le podrían tener sus dueños en su día. También hay aperos de labranza que representan la vida tradicional del Alentejo, y muebles de diferentes épocas, diana de conservadores que fantasean con transformarlos y darles una nueva vida. Joyas antiguas, ropa vintage e incluso monedas de diversas nacionales entre un largo - larguísimo - etcétera. Y lo mejor de todo, dicen, es que cada sábado es una oportunidad con tenderos y tenderetes distintos.

“Hay ‘Ferias da Ladra’ por todo Portugal” pero la de Estremoz “es por excelencia, una feria rayana, tan alentejana como extremeña”, decía el autor Luis Leal, colaborador de esta cabecera en una columna dedicada a Ramón Gómez de la Serna y el rastro lisboeta. Y es que es casi tan fácil encontrar una buena ganga como oír hablar español con acento extremeño o del sur.