Turismo
Navidades en los pueblos más bonitos de la Raya (II)
Una ruta por los puentes de Alcántara o la biculturalidad de Olivenza: más ideas para disfrutar de las fiestas navideñas viajando
Si algo caracteriza a la frontera que separa el Alentejo de Extremadura es el contagio cultural de sus municipios y habitantes. Y en Navidad – si cabe – mucho más. Te proponemos nuevas ideas, y destinos, para disfrutar de la esencia rayana durante las fiestas navideñas.
Capilla de la Casa de la Misericordia de Olivenza. Foto: AGUSTINA GARCÍA.1. Olivenza. Entre dehesas de encinas y alcornoques y el embalse más grande de Europa Occidental se encuentra Olivenza, un municipio al que los caballeros templarios dotaron de personalidad histórica y cuya historia ha estado marcada por los enfrentamientos entre España y Portugal. De hecho, fue durante posesión lusa cuando se erigió la villa privilegiada y fortificada repleta de casas blancas, edificios con arcadas y suelos adoquinados. Visita obligatoria y pausada merecen los azulejos de la capilla de la Casa de la Misericordia, la sobreviviente Puerta del Calvario y la Torre del Homenaje, con sus 37 metros de altura y el Museo Etnográfico González Santana en el interior. No vuelvas sin antes probar la Técula Mécula, el dulce más popular de la localidad.
Conventual de San Benito en Alcántara. Foto: RAYANOS MAGAZINE.2. Alcántara. Esta localidad cacereña ha protagonizado portadas y postales internacionales, y no es para menos. Posee uno de los puentes romanos más relevantes y mejor conservados del mundo, que alcanza los 71 metros y que da nombre al propio pueblo. Y es que el asombro de los árabes al llegar a este territorio y descubrirlo fue tal, que decidieron renombrarlo con una traducción musulmana de ‘el puente’. Todo viajero debe añadir a la lista una visita al Menhir del Cabezo, el Conventual de San Benito, la Iglesia de San Pedro de Alcántara, la Capilla de la Piedad y la Cantera, un lago artificial dentro del entorno protegido del Parque Natural Tajo Internacional. Para los más golosos, que no se olviden de saborear sus dulces mormenteras.
Calle del Barrio de Intramuros de Alburquerque. Foto: RAYANOS MAGAZINE.
3. Alburquerque. El viajero que ponga rumbo a Alburquerque descubrirá por qué posee el castillo más formidable de Extremadura antes de llegar a esta localidad rayana. Ubicado en la Sierra de San Pedro, el Castillo de Luna se deja ver desde la lejanía anunciando el sabor medieval que domina la villa. Residencia de personajes históricos y Monumento Nacional desde 1924, esta fortaleza es una de las mejor conservadas de la Península Ibérica. En su patio de armas se encuentra la Iglesia de Santa María del Castillo y en su ladera el barrio de intramuros, conocido como el de la Teta negra, y donde merecen una fotografía la Puerta de la Villa o de Belén y la Puerta de Valencia. Otra parada obligatoria merecen las pinturas rupestres del Abrigo del Risco de San Blas, Monumento Nacional desde 1942.
Calle del Barrio Gótico con vista al campanario de Rocamador en Valencia de Alcántara. Foto: RAYANOS MAGAZINE.4. Valencia de Alcántara. Es la capital de la Raya hispano-lusa, y argumento de ello es que los Reyes Católicos eligiesen esta villa para la boda de la infanta Isabel y el Rey de Portugal. Valencia de Alcántara es el destino ideal para todo tipo de viajero. Los más culturales podrán deleitarse con la riqueza patrimonial de Rocamador, recomponer la historia a través de los restos de su castillo y viajar en el tiempo mientras pasean por su Barrio Gótico. Y los que lleguen buscando naturaleza, podrán practicar senderismo deleitándose con su conjunto de dólmenes, catalogado como Bien de Interés Cultural desde 1992. No podrán irse sin antes degustar el buche y los repápalos y comprobar con gusto por qué esta localidad está hermanada con Portugal.
Detalles de la arquitectura popular de San Martín de Trevejo. Foto: TURISMO SAN MARTÍN DE TREVEJO.
5. San Martín de Trevejo. No contento con poseer los títulos de Bien de Interés Cultural y Conjunto Histórico Artístico, ha sido proclamado recientemente como uno de los Pueblos más bonitos de España, y no es para menos. Esta villa situada a los pies del monte Jálama posee un tesoro arquitectónico donde las techumbres de algunas viviendas se prolongan hasta prácticamente unirse con los tejados de las casas situadas al otro lado de la calle. A pesar de que estos hogares históricos alcanzan hasta tres alturas, la auténtica protagonista es la planta baja o a boiga, el lugar de cobijo para los cochinos, la paja, el heno y las enormes tinajas que custodiaban el vino y el aceite y donde hoy se pueden degustar los mejores caldos del lugar. La conservación de esta arquitectura y el cuidado de las flores y macetas que revisten de verde sus calles trasladan al viajero a un remanso de paz y tranquilidad incomparable.