Turismo
La castaña, el sabor turístico de Marvão
La villa portuguesa se prepara para celebrar su XXXV Feira da Castanha
La monumentalidad y los paisajes de un entorno han sido, por tradición, reclamo del turismo, pero hoy en día no se va a ningún sitio sin antes haber indagado sobre cómo -y con qué- sirven la mesa en la región de destino. Y Marvão lo sabe bien y desde antaño; de ahí que desde hace 35 otoños recoja las hojas y frutos de sus castaños para darlos a degustar a miles de turistas en la Feria de la Castaña.
La Feria de la Castaña es una de las citas gastronómicas más señaladas del calendario rayano. A lo largo de un fin de semana concentra a miles y miles de turistas de un lado y otro de la Raya: españoles y portugueses que se acercan hasta esta villa medieval con la excusa de probar el ‘magusto’ y acompañarlo de un buen vino de la tierra y, de paso, aprovechan para descubrir los productos que los marvanenses elaboran a partir de este fruto de otoño. “Casi todo se puede hacer con castañas”, asegura Felicidade Tavares, técnica de Turismo de Marvão mientras cita como ejemplo el pan y la fariñera elaborados a partir de la harina de castaña, la cerveza artesanal a partir de este fruto o, incluso, las labores de costura con su cáscara. Productos típicos de esta zona del Alentejo portugués que ni en la propia aldea pueden consumirse a diario si no es un día concreto o por encomenda, pero sí en los expositores de la Feria de la Castaña. “Aquí ofrecemos la oportunidad de probar y comprar en el mercadillo, donde solo exponen productores de la región y todo tipo de productos además de castañas: nueces, avellanas, miel, etc.”. La mujer habla de los más de 20 stands que se instalan en el espacio de exposición y venta habilitado en el Largo de Olivença, y que permanecerá abierto los días 10 y 11 de noviembre en horario de 10:00 a 18:30 horas. “Allí también habrá cerveza artesanal, quesos de castaña y fariñera, todo dentro de la carpa”.
Y como marca la tradición, por el resto del pueblo también habrá puntos de degustación gratuita del ‘magusto’, como llaman al fruto del castaño asado en Portugal, y vinos de la región, “porque la castaña casa muy bien, es un matrimonio perfecto, con el vino, los licores y la ginja”. Una proposición decente y perfecta para combatir el clima otoñal que caracteriza a esta fiesta y seguir el ritmo de la animación que recorre sus calles, que este año correrá a cargo de De moda em moda y Sons do Minho el sábado y Andreia Portilho y Cantareias el domingo.
Sabor dulce exclusivo
Entre las principales novedades de esta edición destaca la presentación de un nuevo dulce de castaña que solo podrá probarse en Marvão. Como si de los pasteles de Belém en Lisboa se tratase, el municipio llevaba un tiempo persiguiendo la idea de conseguir preparar un bolo que se arraigara en la villa y que todos relacionasen con ella. Felicidade cuenta que en un primer momento se adoptó el boleima a partir de un relleno cocinado con castañas hasta que la Escuela de Hostelería y Turismo de Portalegre tomó cartas en el asunto. “Unas señoras reposteras fueron hasta allí e hicieron un workshop con los alumnos y profesores”, cuenta la técnico. “Y el resultado se llama pastel de castaña, el elegido para ser el representativo de Marvão”.
Pero el sabor dulce en forma de pastel no será la única opción para degustar la elaboración de castañas. La opción se multiplica por 16, los bares y restaurantes que participan en la quincena gastronómica, una iniciativa de la Cámara Municipal que invita al sector hostelero a fomentar el consumo de determinados productos temporales en menús elaborados a partir de los mismos. Entre ellos se enumeran cremas avellanadas y sopas de cacao entre los entrantes y bacalao al beirão y carnes de cerdo alentejano a la parrilla, todo ello acompañados de purés y guarniciones de castaña.
Un homenaje a sus orígenes
Cuando le preguntan a Felicidade por los orígenes de esta fiesta responde que es una buena pregunta. Comienzan a brillarle los ojos y toma aire para responder. “Yo ya tengo 61 años. Para mí es mi primer bebé”. Ella siempre ha trabajado en la organización de esta fiesta, que impulsaron el padre Fernando, el francés François Bingelli y el por entonces director de la Caixa Geral, cuyo patrocinio hizo realidad aquella primera edición en 1984.
“Un grupo de personas pensamos en hacer algo para que la castaña fuera la reina, por las raíces que tenía en Marvâo y para potenciar su producción”, señala. El siguiente paso fue conseguir el apoyo de la Cámara Municipal, que respaldó la idea programando una feria que poco tiene que ver con la actual. “En diferentes puntos dentro de la muralla se hacía una hoguera y se asaban las castañas, que la gente venía y probaba sin pagar nada”. También se les daba a degustar el vino, también fruto agrícola con denominación de origen. “Y poco a poco fue creciendo hasta el punto que los artesanos querían venir y participar”.
“Empezamos chiquititos, de una forma muy curiosa, porque los propios vecinos de Marvão abrían sus puertas y nos ofrecían su planta baja para dar a conocer esos mismos trabajos”, continúa. Y pone de ejemplo como en una vivienda privada fue donde se instaló un salón del té donde también se ofertaban dulces y repostería.
“Hoy llegamos a un punto extremo”, reflexiona. Y es que son miles y miles – se contabiliza a partir del pago simbólico de un euro con recaudación solidaria a favor de los bomberos voluntarios – los que durante dos días abarrotan las calles de esta antigua villa medieval, maestra del cultivo de la castaña.