Turismo
Cinco huellas megalíticas rayanas que no deberías dejar de conocer
Éstos son algunos de los vestigios que el Neolítico dejó en la zona transfronteriza
Ni las lluvias y el mal tiempo quieren perderse los vestigios del Neolítico que guarda la raya hispano-lusa, una de las zonas más ricas en cuanto a cultura megalítica se refiere. Pero, si no tienes planes para el primer día de sol que traiga la primavera, aquí van las cinco huellas megalíticas que no debes dejar de visitar en los alrededores de la comarca de la Sierra de San Pedro.
Cueva el Buraco en Santiago de Alcántara. Foto: TURISMO TAEJO INTERNACIONAL.1. Cueva El Buraco (Santiago de Alcántara): Se trata de un abrigo con pinturas rupestres situado en la ladera de la sierra de San Pedro, cerca del municipio de Santiago de Alcántara. A través de una ruta señalizada que parte desde la ermita de San Cristobal y que recorre un entorno de paisajes, fauna y flora autóctona, se sube hasta la ladera de la sierra. Allí encontramos una espectacular entrada sobre rocas de cuarcita que nos introduce a una cueva de 18 metros de profundidad que guarda pinturas rupestres con más de 5.000 años, un conjunto de arte rupestre considerado como uno de los más relevantes del cuadrante suroccidental de la Península Ibérica. Además, por su cercanía, también podrás incluir en tu guía el dolmen Lagunita III, un dolmen de pizarra excavado y reconstruido de tal manera que se ve la cámara de tres metros de diámetro, el corredor con una estela antropomorfa y el túmulo completamente tapado con cuarzos blancos y altaretes.
Dolmen La Joaninha en Cedillo. Foto: TURISMO TAEJO INTERNACIONAL.2. Dolmen La Joaninha (Cedillo): La localidad cacereña posee un conjunto megalítico de 23 dólmenes, entre los que sobresale la excavación realizada en el de La Joaninha, uno de los mejor conservados. Excavado en 1995, destaca su enlosado de pizarra y el hallazgo de varias láminas de sílex, dos hachas de anfibolita, una cuenta de collar, cerámica y varios objetos no identificados.
Menhir de Meadas. Foto: FCO. JAVIER RODRÍGUEZ ALVES.3. Menhir de Meada (Castelo de Vide): En el caserío de Meada, perteneciente a Castelo de Vide, se encuentra el menhir más grande de la Península Ibérica. Perteneciente al Neolítico, se trata de un conspicuo monolito que alcanza los 7,15 metros de altura visible y las 18 toneladas de peso, y cuya forma explícitamente fálica refleja la fuerte contribución que prestaron las primeras comunidades entre la fertilidad y fecundación y el ambiente mágico y religioso. Fue encontrado derribado y seccionado en dos partes, probablemente por causas naturales, y reconstruido en 1993 por las autoridades portuguesas, que también acondicionaron el entorno para facilitar su visita. Durante los trabajos de excavación efectuados junto a la base del monumento se identificaron carbones datados en el siglo V a.C. Forma parte de una línea de al menos cinco menhires que parecen separar dos territorios megalitoicoso identificados en la cuenca hidrográfica del río Sever.
Dolmen ‘El Mellizo’ en el Paraje Natural La Data. Foto: JUAN CARLOS JIMÉNEZ.4. Dolmen El Mellizo (Valencia de Alcántara): Ubicado en las inmediaciones de La Aceña de la Borrega, dentro del término municipal de Valencia de Alcántara, es uno de los más conocidos de Extremadura. Existió otro dolmen cercano del mismo tipo que con el tiempo se fue perdiendo, de ahí el nombre de El Mellizo aunque también se le conoce como Aceña Borrega, Anta de la Marquesa o Data III. Es uno de los pocos que conserva no solo la cubierta de la cámara sepulcral, sino también la puerta que salvaba la diferencia de altura entre cámara y corredor. De él pudieron recuperarse algunos restos de su ajuar funerario, entre ellos unas puntas de flecha y fragmentos de cerámica.
Visita a las Pinturas Rupestres de Puerto Roque. Foto: JUAN CARLOS JIMÉNEZ.5. Cueva Puerto Roque (Valencia de Alcántara): A unos 12 kilómetros de Valencia de Alcántara se encuentra Puerto Roque, un paraje natural que hace tan solo ocho años dio a conocer su tesoro más valioso, unas pinturas rupestres con hasta 7.000 años. Se trata de una cavidad a la que se accede a través de una subida de unos 400 metros y dificultad media, y que muestra unas pinturas esquemáticas englobadas en la ruta europea Caminos de Arte Rupestre Prehistórico, donde también se engloban grabados tan conocidos como los de las Cuevas de Altamira.