Inicio / Agronatura / Artesanía corchera o cómo enseñarle al mundo qué se puede hacer con este material
Por Esmeralda Torres
07 June 2018
Siempre con corcho es lo más parecido al padrenuestro en Valencia de Alcántara. Más allá del uso tradicional y archiconocido como tapón para botellas de vino y cava, este material sostenible pisa fuerte en nuevos mercados. De hecho, está en plena conquista del automovilístico, como aislante, y del deportivo, como sustituto del caucho en campos de fútbol. Pero éstas no son sus únicas innovaciones ni éxitos. En el mundo de la artesanía -ya veterano- gana cada vez más adeptos.
“Empecé haciendo pequeñas cositas que les gustaban a nuestros amigos y nos planteamos venderlas por internet”. Así de sencillos y humildes fueron los inicios de Corcho por naturaleza, la empresa que regentan Susana Expósito y su marido, Juan Antonio Melón. Propietarios de una casa rural desde hace 12 años, comenzaron a mostrar el fruto de su artesanía a los huéspedes que por allí pasaban y a notar la aceptación que éstos tenían. Y el asombro que despertaban en clientes que desconocían el uso de este material 100% natural en artesanía.
En el top ten en ventas se encuentran los bolsos, precisamente por ello. “Todo el mundo se sorprende, no saben que se pueden hacer con corcho”, asegura la artesana. Al igual que pasa, entre otros, con las gafas de sol. “Algunas cosas son de fuera”, explica al preguntarle por éstas. “Otras son de artesanos de San Vicente, pero el 80% de los productos que vendemos son nuestros”, apunta.
En sus estanterías virtuales se pueden encontrar desde los accesorios más recurrentes, como abanicos, hasta complementos de los más diminutos, como pendientes y sortijas. “Cuanto más pequeño es más se tarda en hacer y más problemas da”, detalla la empresaria. “Pero con paciencia y dedicación se consigue”.
Expósito cuenta que aún no han tenido la necesidad de abandonar sus respectivos trabajos ni instalarse en un taller para mantener su tienda online. Laboran en una parte de la casa que, eso sí, cada vez se les queda más pequeña. “Estamos empezando a vender en el extranjero, hemos enviado un paquete a California”, revela. Un envío que lleva el más cotizado giro postal: enseñarle al mundo lo que se puede hacer con corcho.