Inicio / Cultura / "Es fundamental combatir la idea de cine de verano como cine de entretenimiento"
Por Esmeralda Torres
21 August 2018
En poco más de diez horas, el Festival Internacional de Cine de Marvão y Valencia de Alcántara apagará el proyector a este lado de la Raya. Tras el cierre portugués que tuvo lugar el pasado domingo en la Ciudad Romana de Ammaia, Periferias pone el broche de oro a su sexta edición con una gala cinematográfica en el Museo Vostell, en pleno corazón del Monumento Natural Los Barruecos. Un escenario de película para clausurar una entrega de cine en el que casi una cuarentena de títulos sociales han emocionado y conmocionado en más de 15 localizaciones de un lado y otro de la frontera. En su decimocuarta y última entrega, el director de la Filmoteca de Extremadura, David Garrido, se sienta a reflexionar sobre lo que supone el acercamiento de ambos países en un patio de butacas tan singular.
– ¿Cómo llega al despacho de la Filmoteca de Extremadura la carpeta de Periferias?
– La clave es la película ‘Alentejo, Alentejo’, de Sérgio Tréfaut, que estuvo en el festival en 2015. Es una película que yo conocía porque se había proyectado en la Filmoteca de Extremadura, antes de que yo llegase, y a través de su información descubrí que había un festival que se celebraba en Marvão y que trataba de este tema. Yo acababa de entrar en la Filmoteca y aún no conocía a sus responsables ni tenía un conocimiento de cómo funcionaba la cita. Al año siguiente, en 2016, ya vinieron a reunirse conmigo sus responsables, tanto Paula [Duque] como Isaac [Cedillo], planteándome una colaboración que ya estaba funcionando con Valencia de Alcántara, hasta tal punto que el nombre del festival iba a incluir el nombre de esta localidad. Ellos llegaron con una petición, ver qué posibilidades había de proyectar obras extremeñas en el festival, y a partir de ahí se inicia una colaboración con una subvención nominativa consignada en los presupuestos de la Consejería de Cultura e Igualdad de la Junta de Extremadura para la asociación cultural Gatopardo, que es quien organiza el festival desde la parte española. Además, más allá de este apoyo económico, esta colaboración es un trabajo de asesoramiento y colaboración pensando siempre en la posibilidad de ver qué obras de autores extremeños pueden también encontrar su acomodo dentro de Periferias.
– Una propuesta que gira en torno a ese cine social, el que te hace reflexionar, el que te conmueve. ¿Por qué apoyar este tipo de cine menos comercial?
– Porque es fundamental combatir la idea de cine de verano como cine de entretenimiento. Hay una tendencia generalizada, perfectamente válida, de utilizar el cine de verano y el cine al aire libre como un cine de entretenimiento, comercial, familiar, para todos los públicos. Está muy bien porque el amor por el cine es el mismo siendo el que sea, pero a mí me interesa mucho la posibilidad de potenciar festivales que durante el verano trabajen en la idea de acercar un cine de calidad o de autor, un cine que más allá del entretenimiento le planté retos al espectador o le descubra realidades que no conozca. O que aborde cuestiones que pueden no resultar fáciles, temas que a veces puedan resultar incómodos. Eso, a veces, puede chocar un poco con la idea que se tiene del verano, que es una estación muy dada al esparcimiento y a relajarse. Creo que festivales como Periferias mantienen en cierto sentido viva toda la filosofía de trabajo de un cine difícil de ver por los medios habituales. es un cine que hay que descubrir, que a nosotros nos interesa potenciar, y que al mismo tiempo aporte algo al espectador más allá del puro entretenimiento. Y si a ese concepto le sumas el hecho de lo especial que resulta tener proyecciones en lugares emblemáticos… Un festival como Periferias, que tiene mucho cuidado y un exquisito gusto a la hora de elegir qué películas van en cada espacio, y que trata de relacionar cada espacio con la temática de la película, me parece doblemente valioso.
– Supongo que esto último es un extra, debido a que en la Raya hispano-lusa, repleta de poblaciones rurales, quizás no llega ese concepto generalizado de cine…
– Y sin el quizás. En el medio rural, resulta especialmente difícil. Uno de los retos que siempre hemos tenido, o al menos yo siempre me he planteado desde la Filmoteca de Extremadura, es tratar de llegar a cuantas más poblaciones mejor, porque dos provincias como Badajoz y Cáceres son enormes en cuanto a tamaño y tienen muchísimas localidades. Aunque durante mucho tiempo en nuestra región existieron muchos cines y se ha dado mucha tradición de cine, han ido desapareciendo. Siendo cambiados por otras cosas: convirtiéndose a veces en cines de verano, o incluso desapareciendo por completo. Desde este punto de vista, propuestas como Periferias son fundamentales para poder recoger un poco ese sentimiento. Además, creo mucho en la experiencia del cien como algo compartido. Una de las grandes tragedias que existen es el hecho en el que en estos tiempos, en los que tenemos más herramientas que nunca para poder ver cine, se ha perdido mucho la cualidad del cine como experiencia compartida. Todos consumimos cine en nuestras casas, pero la experiencia de ver cine en un sitio conjunto como una plaza, en una frontera, encima de unas vías o en un castillo, y tener la posibilidad después de poder hablar con los autores de esos cortometrajes y poder intercambiar opiniones con la gente a la que has visto esa obra y has compartido esa experiencia, me parece que solamente puede conseguirlo un festival de estas características. Yo en el fondo soy muy romántico de la experiencia cinematográfica, creo que se me nota mucho (ríe). Me apasiona el cine y puedo consumir cine de la forma más variada, en una pantalla de cine o en una pantalla de una tablet, pero ver cine al aire libre, bajo las estrellas, con buen tiempo, si además está tocando el tema que te interesa o que te toca de una manera un poco especial, hace que la experiencia no se olvide, y me parece muy bonito.
– Ese es el lado positivo pero también hay que destacar uno negativo, y es que no tenemos coproducciones entre España y Portugal. ¿Por qué sucede esto?
– Hay varios factores. Yo creo que hay una responsabilidad de las instituciones, nos tenemos que esforzar todos los que somos responsables de la gestión cultural en tratar de flexibilizar un poco los trámites administrativos y poder facilitar también que esas coproducciones puedan llegar a tener lugar. Pero creo que aún antes de eso, hay un problema cultural de vivir demasiado de espaldas al vecino. Una de las razones por las cuales este festival me gusta tanto es porque se esfuerza mucho por reforzar todos esos lazos, independientemente de que hablemos en portugués, español o portuñol. El otro día, en la inauguración, decía que me hacía mucha gracia que el nombre del festival se escriba igual y se pronuncie de manera distinta si se dice en portugués o se dice en castellano. Yo creo que, a pesar de que hay muchísimos lazos que nos unen y una sensación de proximidad que se ha reforzado en los últimos tiempos, hemos vivido mucho de espaldas unos a los otros durante mucho tiempo, y eso a fecha a todo. También hay que tener en cuenta que la zona de Extremadura y del Alentejo, que son las que están más cercas unas de otras, a pesar de que tengamos talento a uno y al otro lado de la Raya, no son zonas donde haya una industria audiovisual verdaderamente constante y de un tamaño lo suficientemente grande como para poder afrontar grandes producciones. Quizá precisamente por eso sería muy deseable encontrar formas de colaboración y cooperación que permitieran a unos y a otros trabajar, más allá -insisto- de las pequeñas dificultades de idiomas que uno pueda tener. El otro día, viendo la película de Raiva, pensaba que lo que ha hecho Sérgio Tréfaut podía ser lo que hubieran sido Los Santos Inocentes veinte años antes, desde un punto de vista completamente oscuro pero tocando las mismas constantes. Y yo veía esa película sabiendo que estaba rodada en el Alentejo pero sabía que esa película podía haber estado rodada perfectamente en parajes extremeños, porque no hay diferencias. Porque los parajes no entienden de fronteras, las fronteras las creamos los humanos y las instituciones. Creo que hay que trabajar a varios niveles, creo que hay se está haciendo un esfuerzo al menos por parte de las autoridades de la zona portuguesa y de la Junta de Extremadura para estar desde distintos ámbitos, pero muy especialmente desde la Cultura, para trazar alianzas y hacer intercambios que permitan acercarnos más. Nos ha faltado, quizás, encontrar eso en una colaboración mucho más estrecha entre empresas que tienen más o menos fines parecidos. Hay que fomentar la posibilidad de encuentro de representantes del mundo de la Cultura, de uno y otro lado de la frontera. Hay que tratar de aprovechar marcos y efemérides como es el Día de Portugal, por ejemplo, porque lo que no tiene ningún sentido es que no se estrenen películas portuguesas en España de la misma forma que tampoco tiene mucho sentido que en Portugal no se conozca el trabajo de los autores extremeños. Creo que esto merece una reflexión bastante profunda. Hay mucho trabajo por hacer pero soy optimista. Las relaciones están mejor cada año, cada vez son más los autores portugueses que vienen a nuestro lado y los españoles que van al otro lado.