Por Esmeralda Torres
30 April 2019
“No me pierdan de vista”, avisa su biografía de Instagram, la red social donde muestra su postura feminista y de condena social a todo aquel acto que denigra a la mujer. Una actitud por la que no podía negar la propuesta que recibió del Ayuntamiento de San Vicente de Alcántara, su localidad natal: retratar la pose que grita basta ya.
“Denunciar la violencia de género siempre ha sido objetivo primordial desde la concejalía” asegura el edil de Igualdad del consistorio sanvicenteño, David Domínguez. Bajo este pretexto, y aprovechando un apoyo económico de la Secretaría de Estado de Igualdad, se encontró la oportunidad de hacer una exposición fotográfica con mujeres de la localidad que denunciara la violencia de género. Y que lo hiciera de una forma diferente. “Primero nos planteamos la opción de maquillarlas con golpes, hacerlas sumisas. Pero después surgió la idea de maquillarlas empoderadas y plantarle cara”. Junto a Ángeles Cordovilla, gestora cultural de San Vicente de Alcántara, Domínguez tuvo claro quién ajustaría los comandos tras el objetivo, la artista local Montaña Gama. “Para mí esto ha sido aportar mi granito de arena a la causa”, declara la autora agradecida. “Y nosotros estamos encantados con el resultado”, añade Cordovilla.
Esta exposición comenzó a tomar forma con la selección de 60 rostros sanvicenteños. El único requisito era que pertenecieran a diferente sectores sociales y el conjunto reflejara una amplia horquilla de edad. Hay concejalas del ayuntamiento, personal sanitario, empresarias, estudiantes y amas de casas. Mujeres curtidas por la experiencia y niñas que a dos palmos del suelo comprenden la importancia de la causa. “Una de las cosas que más aplaudo es que muchas de ellas, nada más contactar con ellas y nada más decir que estábamos trabajando en una actividad contra la violencia de género, se prestaron a a participar sin tener más información”, resalta la fotógrafa con brillo en los ojos. Su mirada transmite emoción, la misma que ha intentado transmitirle a cada mujer que ha posado para ella. “Se les pidió que a través de la expresión se plantara cara, se transmitiera ese mensaje de que ya está bien y de que a mí no me vas a tocar”.
El resultado es óptimo. Nada más entrar en la Sala Godofredo Ortega Muñoz del Museo del Corcho la intimidación se ensaña con el visitante. “El efecto está muy conseguido. El día que la preparábamos me quedé sola y me tuve que ir de la sensación que sentí al notar cómo me miraban”, revela risueña la gestora cultural.
Un sello femenino
Esta colección de retrato tiene nombre de mujer. No solo por la firma de Gama o la producción de Cordovilla, sino por todas y cada una de las que durante dos días decidieron sacar unos minutos para pasar ante el objetivo de la artista. “Una de las que más recuerdo es una doctora del 112 Extremadura con la que hablé bastante sobre violencia de género”, confiesa la autora. “A ella no hubo que explicarle cómo debía posar,tenía claro qué cara tenía que poner. Quizá porque ha tenido que atender a alguna paciente…”.
Un hecho que no excluye al hombre de la lucha. De hecho, el Ayuntamiento pretende repetir la experiencia y ésta vez que sean hombres quienes den la cara. “Siempre he animado a las mujeres a que vayan a celebrar el día de la mujer, contra la violencia de género o todo lo que tuviera que ver con la Igualdad con sus maridos, sus parejas, sus hermanos o sus padres”, asevera el edil. “Eso es una lucha de dos”, continúa. Y mientras que llega esa segunda entrega y hasta finales de mayo, ésta seguirá concienciando que cualquier mujer, de cualquier sector social y cualquier edad, puede y debe plantarle cara a la violencia de género.
