Inicio / Cultura / La unión de los judíos, hilo argumental de la Boda Regia
Por Esmeralda Torres
02 August 2019
Llegó (casi) por atropello. En la primera edición, cuando ninguno de los “buenos actores” que hay en Valencia de Alcántara se atrevía a meterse en la piel de un bufón de extenso guión en verso. “Por casualidades de la vida me llamaron a mí”, y se quedó. Javier Uriarte vuelve a dirigir la representación teatral de la Boda Regia, el plato fuerte del XV Festival Transfronterizo que da voz al pueblo y, especialmente, a la unión de los judíos.
Desde que a Juan Carlos Corchero, gestor cultural de Valencia de Alcántara, y otros tantos vecinos de la localidad se les ocurriese esbozar un acontecimiento que pone en valor el más reseñable hecho histórico del municipio, han pasado 15 veranos. Que se dice pronto. Aquello que empezó como una mera obra de teatro de actores amateurs se ha convertido en una cita que, durante diez días, ofrece actividades culturales, gastronómicas y de naturaleza y que intérpretes que rozan la profesionalidad hacen posible. “Aquí hay mucha gente que le gusta el teatro, que tiene chispa para hacerlo pero que si no la hubiera trabajado en los talleres que se han hecho a lo largo de estos años, quizá no la hubieran explotado tanto”, señala Uriarte. El director alude no solo al medio centenar de valencianos que se meten en el papel de actores con texto. También a los 200 que, de una forma u otra, dan vida a las representaciones. Según cuenta, es extraordinaria la involucración de los vecinos más allá del verano, y a todos los niveles. “A raíz de todos los cursos y formaciones que se han impartido se ha conseguido bastante”, continúa. Y presume de ello, especialmente cuando se refiere a la variedad de perfiles dentro del grupo. “Cuando hablo con colegas, en relación a este tipo de eventos, siempre dicen que les cuesta mucho conseguir personajes masculinos, y aquí tenemos femeninos, masculinos y muy buenos, capaces de desarrollar papeles muy interesantes”, añade. “Y en los dos últimos años están entrando muchos jóvenes en el grupo, algo que nos interesa para que haya proyección de futuro. Creo que hay cantera y futuro para mucho tiempo”.
El actor, dramaturgo y director toma café solo con hielo. Una bica, como le llaman al otro lado de la Raya. El peso del mes y medio de ensayos pesa, pero las ganas por que llegue el gran día aún más. Uriarte - “siempre con alguien”, recalca - ha escrito tres de las cinco obras que han recreado el enlace entre la infanta Isabel y el rey Manuel I ‘El Afortunado’. La última, La historia del sentir, que verá la luz este domingo 4 de agosto, con Felipe Bohórquez, maestro y director del CEIP General Navarro y Alonso de Celada. “Hace tiempo decidimos intentar transmitir el sentir de la gente del pueblo: de quienes vivían en el pueblo, venían al pueblo, cómo podían recibir a la reina, al rey y otras tantas cosas que podían pasar”, explica el artista. Anota que para ello estudiaron el contexto histórico en el que tuvo lugar esta boda real, subrayando la expulsión de los judíos cinco años antes de la misma. “Al único sitio que pudieron huir fue a Portugal, donde se sentían seguros porque no había órdenes de expulsión. Por la cercanía, fueron muchos los que volvieron a Valencia de Alcántara furtivamente, porque habían dejado amores, porque habían dejado escondido algo en el patio de la casa donde vivían, o porque siempre había una excusa para volver”. Y subraya con este guiño se quiso dar importancia a los valencianos de la época, y a cómo, independientemente de la religión y la fe, “Siempre ha habido matrimonios de todo el mundo”.
La expulsión de los judíos, hilo argumental
A regañadientes confiesa algo más sobre el estreno, que cuestiona por qué siempre se ha contado la historia a partir de los reyes y héroes de cada época sin prestar atención al pueblo llano de cada una. “Nunca nos han explicado la historia desde el punto de vista de alguien que la vive en su casa”, prosigue adelantando alguna pista. Uriarte confiesa que el argumento de esta nueva obra de teatro se plantea “darle un poco de fuerza al pueblo y desnaturalizar entre comillas la parte real”. “Digamos que hemos puesto al pueblo con una vestimenta chula y a los reyes, de repente, los hemos dejado en camisón. Por un rato, luego en la boda se volverán a vestir de gala y pomposidad”.
El enérgico movimiento de sus manos delata la ilusión que salpica este nuevo proyecto. La misma que ha contagiado (o viceversa) al equipo de actores que hacen posible la Boda Regia. Y continúa. “Hay que recordar que las capitulaciones que la reina Isabel puso para que tuviese lugar el enlace fueron muy potentes: acababa de expulsar a los judíos y una de las cosas que le pudo decir a don Manuel era que tenía que expulsarlos de Portugal también”. Su mirada desprende confianza en la idea. “Lo siguiente que hay más allá de Portugal es mar, ya no hay tierra. Y ahí comienza una trama interna donde cierta gente del pueblo piensa la posibilidad de que no se casen, de que no hubiera boda”.
Uriarte revela que la inclusión de nuevos escenarios en la escena, como el torreón y parte del baluarte, no serán las únicas innovaciones de la representación teatral. “Por primera vez en la Boda van a aparecer las alcobas respectivas y lo que se cuece en ellas, tanto el rey hablando con un lacayo como la infanta hablando con la dama de compañía, y ambos preguntándose por cuestiones de la vida que todos nos preguntamos”, confiesa. “Felipe ha sabido hacerlo muy bien. Vamos a hacer una mezcla que, al menos para mí, es muy interesante”.