Inicio / Diálogos / Diana Tamayo: “Ni el idioma ni la frontera está siendo impedimento para que nos vayamos juntando”
Por Esmeralda Torres
15 February 2019
– Una abogada defendiendo la paz en Colombia…
– Yo soy abogada colombiana y también abogada en España. Desde que estudié en la universidad, en Colombia, me vinculé al movimiento estudiantil universitario y allí empecé a trabajar en derechos humanos. Adquirí el compromiso de buscar soluciones negociadas al conflicto en Colombia desde las propuestas del movimiento social colombiano. Una vez que decidí trasladarme a España – llevo nueve años viviendo en San Vicente de Alcántara, en Extremadura – mantuve ese compromiso, consciente que desde España podemos aportar a los compañeros y compañeras que trabajan desde Colombia por la defensa de los derechos humanos. Y, ahora, la apuesta por el contexto es trabajar por la consecución de una fase estable y duradera en clave de derechos humanos. Es decir, con justicia, con respeto al derecho de las víctimas, por una paz transformadora en las causas originarias del conflicto.
– Porque los lazos que unen a España y Colombia son muy evidentes, desde lo cultural hasta lo político. En Colombia es muy importante la opinión de los países europeos, especialmente de la política española. No solo por la incidencia que se da en España en las políticas colombianas en términos de sugerencias o apoyos al gobierno colombiano para legislar de cierta manera, o llevar políticas acordes con el respeto a los derechos humanos con un compromiso firme de que se cumplan las normas internacionales, o todas las normas a las que se ha comprometido el gobierno colombiano en el sistema internacional de Naciones Unidas. Así que, creemos que, con la incidencia que se puede hacer como ciudadanos y ciudadanas desde España, este trabajo puede repercutir para que Colombia mejore las condiciones de vida para la población.
– En este momento, en Colombia estamos viviendo entre la esperanza y la tristeza de ver diariamente las noticias que nos llegan. La esperanza porque hay una propuesta muy clara de qué paz y qué país se quiere, y la desesperanza porque hay personas que son enemigas del proceso de paz. Esa enemistad con ese proceso se ve reflejada en el número de personas que están siendo asesinadas y amenazadas en el país. Esperanza y tristeza porque diariamente nos están llegando casos de personas que allí en Colombia están acusando de a por la paz pero que están siendo atacadas. De hecho, el movimiento por los derechos humanos en Colombia tiene una frase que dice que la paz no nos cueste la vida, porque le está costando la vida a quienes están apostando por la paz.
– Es el evento más inmediato para nuestro proyecto. El foro que se enmarca dentro del proyecto de educación para el desarrollo que presentamos desde la asociación Ayujara y la asociación AECOS ante la Agencia de Cooperación Extremeña. En ese proyecto, nuestra idea es lograr construir una plataforma de movimiento social extremeño, asociaciones y personas individuales que quieran unirse para aportar desde aquí al proceso de paz en Colombia. Nuestra actividad más grande es el foro internacional por la paz en Colombia en el que hemos invitado a seis organizaciones que vienen directamente desde allí y personas que trabajan desde España.
– ¿Cómo? ¿Cuándo ¿Por qué?
– Porque el momento es preciso para ello. En marzo estaremos en elecciones parlamentarias en Colombia y consideramos que es un momento crucial porque ahora lo importante es que los acuerdos que se hayan alcanzado con el gobierno y las guerrillas se implementen. Y parte de la implementación, o su éxito, serán las decisiones que tome el congreso, el parlamento que quede en el país a partir de marzo. Así que lograr que se construya aquí en Extremadura una plataforma supondrá comenzar a dar visibilidad al trabajo o el aporte que necesitan desde allí ese congreso para que efectivamente implemente las leyes necesarias para cubrir los acuerdos. No solo es un asunto de coyuntura, sino también de necesidad. Estamos hablando del conflicto más antiguo de Latinoamérica, que por fin está llegando a una solución amable y negociada, y esto representa un hito en la forma en la que se está haciendo. Pero no solo por eso, sino también por la expectativa que está causando a nivel internacional. Todos estamos escuchando en los medios que algo pasa en Colombia pero no entendemos muy bien qué esta pasando.
– ¿Con quién?
– Te hablaría de nombres como Adriana Benjumea, Wilson Castañeda, Adriana Polea, Roviro López, etc. Son personas que vienen trabajando desde sus comunidades y desde sus asociaciones desde hace muchísimo tiempo, y que son muy reconocidas a nivel nacional e internacional. Tener a estas personas, junto con otras personas que trabajan desde las plataformas de España en Colombia, es un gustazo. Vamos a tener un nivel de análisis tremendo.
– Ayujara surgió como una asociación en el 2009, porque nos juntamos varios compañeros y compañeras que habíamos estado en Colombia y teníamos esa inquietud por lo que pasaba allí. Nuestra idea era, como asociación, trabajar desde la solidaridad internacional, muy al margen del tema de financiación económica pública y privada. Desde nuestros recursos propios, trabajar el tema de formación de derechos humanos y asesoría jurídica a personas que no podían tener o pagar un abogado. Pero posteriormente, por las necesidades de la petición que nos venían desde Colombia, decidimos presentar un proyecto de educación para el desarrollo que lograse sensibilizar en Extremadura sobre la importancia de este proceso de paz. Y seguiremos fortaleciendo un tejido social dentro de Extremadura en derechos humanos. Colombia es solo un tema articulador ahora, pero nos llega Palestina, nos llega el Sahara Occidental, nos llegan muchos conflictos que se pueden solucionar a través de la construcción de paz, y podemos ir fortaleciendo estas líneas y sinergías.
– ¿Qué le trae a Diana hasta la Raya?
– Llegué a San Vicente por amor, enamorada de alguien de San Vicente. Fuimos compañeros de trabajo en Colombia, y ese compromiso de solidaridad por la paz en Colombia fue lo que nos unió. También lo hice por una apuesta personal y profesional. Decidí venirme unos años para España a formarme y conocer otros aires.
– (Ríe) Creo que para todas las personas que salimos de nuestro país, volver es algo que tenemos constantemente en nuestra cabeza. Por ahora estamos trabajando desde aquí con nuestro corazón, la mitad de aquí y la mitad de allí. Y por eso surgen estas propuestas, porque nosotros tenemos el tema de Colombia siempre muy presente.
– Y usted que trabaja en el tema de cooperación, ¿cómo ve la relación entre España y Portugal?
– Una oportunidad grandísima de hacer cosas en conjunto. Lo veo como una oportunidad. En los últimos años he visto constantemente tejer esos lazos haciendo cosas juntos. De hecho, la cercanía nos permite hablar de juntarnos con personas de Marvão, de Évora o de Elvas que también están trabajando desde los derechos humanos, desde la pedagogía por la paz. Y todo eso nos une. Es casi que la frontera se vuelve invisible, se borra y nos une. Ni el idioma ni la frontera está siendo impedimento para que nos vayamos juntando, están muy clara las sinergias.
– Un sabor: el picante.
– Un color: el azul, por el cielo del verano extremeño.