Por Esmeralda Torres
18 December 2020
Mil kilómetros. Ésta es la extensión del señorío de Feria, la plaza que Enrique III ‘El Doliente’, rey de Castilla, donó al caballero gallego Gomes Suárez de Figueroa, en 1394. Además del territorio, el regalo incluía la población y fortalezas de Feria, Zafra y La Parra, y así se constituyó un señorío que con el paso de los años fue creciendo. En vecinos y en títulos, llegando a convertirse en condado y, posteriormente, en ducado. Feudos medievales aparte, en su corazón se disfruta hoy de uno de los castillos más interesantes y mejor conservados de Extremadura y de un pintoresco pueblo que este 2020 celebra su medio siglo como Conjunto Histórico-Monumental.
10:00 La majestuosidad de un Señorío
Lo primero que se hace al llegar a Feria es subir al castillo para dejarse asombrar por su apabullante panorámica. Una perspectiva que muestra la riqueza medioambiental de la Sierra Vieja y la majestuosidad del Señorío de Feria, custodiada estratégicamente por las fortalezas de Villalba de los Barros, Zafra y Nogales. Fue decisión de Lorenzo Suárez de Figueroa, primer Conde de Feria, la construcción de este castillo, cuyas obras dieron por concluidas con el mandato de su nieto, en 1513. Tardaron más de medio siglo en erigir esta fortificación, elevada por un promontorio de 681 metros que ya había captado la atención de romanos y musulmanes. De hecho, son muchos los historiadores que coinciden en que previamente allí se levantó un castro y, posteriormente, una alcazaba. Hoy es uno de los castillos más interesantes y mejor conservados de Extremadura, algo que se debe a la extensión de su recinto amurallado, que alcanza los 5.872 metros, y la magnificencia de su Torre del Homenaje, con 40 metros de altura. La visita al castillo comienza recorriendo las murallas desde el sur, por donde se accede a través de una puerta de escape ubicada junto a un foso tallado en la roca. A través de 136 metros, déjese embaucar por el grosor de sus muros, de casi tres metros, y contemple el skyline que diseñan sus cubos y torres, entre las que predomina la Torre del Homenaje. Ésta se caracteriza por un estilo gótico-militar y un diseño cuadrado, alcanzando cada cara los 18 metros de extensión. Tome su cámara y fotografíe cada detalle de sus ventanas y puerta, donde se aprecian las influencias manuelinas de la cercanía a Portugal. No lo dude y acceda a su interior… Será entonces cuando entienda porqué fue nombrado Mejor Rincón de España 2017.
11:30 Para conocer la historia
En el interior de la Torre del Homenaje se localiza un Centro de Interpretación del Señorío de Feria, donde el viajero podrá conocer la importancia que el ducado de Feria tuvo en esta forma. A través de diversos recursos, la visita a estas galerías permiten acercarse a la forma y modo de vida de los habitantes del castillo durante la época de auge del señorío.
14:00 Tierra de embutidos
La escarpada en la que se asienta Feria exige de cierta energía, por lo que es hora de recuperar fuerzas a base de una gastronomía local en la que abundan los embutidos y los derivados de la agricultura y la caza. Para ello, no hay mejor opción que reservar mesa en el Mesón ‘Los Cazadores’ (Calleja Montero, 2). Este restaurante es un lugar con encanto y un trato afable, cercano y muy atento, y una carta protagonizada por los embutidos y las carnes de caza. La presa ibérica es de los favoritos de los comensales.
16:00 Un Conjunto Histórico-Monumental
Si la fortaleza de feria le ha dejado enamora… Déjese conquistar por su Conjunto Histórico-Monumental. Declarado como tal en 1970, este pueblo muestra todo su pintoresco en su original y blanco caserío, en forma de mano abierta. Llegue hasta la Casa Museo de la Santa Cruz, donde se ubica la Oficina de Turismo y pedir un mapa. No desaproveche la oportunidad y contemple las maravillosas obras artesanales que las mujeres coritas realizan con motivo de las Fiestas de la Santa Cruz, que cada año se celebran en la localidad durante el mes de mayo. Podrá ver un rincón dedicado a la Santa Cruz no muy lejos de allí, construido con una vieja columna de la ermita de San Miguel - cuyos restos se hallan en el paraje de Los Rapaos - y una base y una piedra extraídas de viejos molinos en desuso. También merece una visita la Casa del Concejo, sede actual del ayuntamiento: una construcción de carácter mudéjar en mitad de la Plaza Porticada del mismo estilo, elaborada a partir de ladrillos rojos, arcos de granito y columnas. Para terminar este paseo por su Conjunto Histórico-Monumental hay que llegar hasta la Iglesia de San Bartolomé, una construcción de finales del siglo XV, y pasear por su nave central. En ella toma protagonismo su bóveda de crecería sustentada por columnas salomónicas y, especialmente, su Capilla Mayor. De estilo gótico-primitivo, está decorada con retablos barrocos del siglo XVIII e imágenes de San Bartolomé, el Santísimo Cristo de la Agonía, el Cristo del Descendimiento y la Cruz Barroca del siglo XVIII.
18:30 Un atardecer prehistórico
No muy lejos del castillo de Feria, sobre la Sierra del Molino, se encuentra la joya prehistórica de la localidad pacense. Se trata del dolmen de la Casa del Monje, en un deteriorado estado de conservación. Aún se puede descubrir la cámara, compuesta por siete grandes piezas de pizarra, y su corredor. Y las puestas del sol sobre la Sierra del Molino que disfrutaban los antepasados coritos. No le defraudará.
