Inicio / Turismo / La piscina de Penha Garcia, un chapuzón en la historia más ancestral de la tierra
Por Esmeralda Torres
10 August 2019
La piscina natural del río Pònsul, en Penha Garcia, es una ventana a la historia más ancestral de la tierra. Y es que (muy) pocos pueden decir que se han dado un chapuzón en un entorno donde hace 600 millones de años se asentó un océano, y hace 200 zarpearon dinosaurios.
A tan solo 15 kilómetros de la frontera, justo mirando a la Sierra de Gata, se encuentra Penha Garcia, una pequeña aldea rayana que puede pasar desapercibida si el viajero busca un núcleo industrial (y pone rumbo a Castelo Branco, a 55 km de la Raya) o el principal foco turístico del distrito (el encantado Monsanto, a 25 km). A su inadvertencia contribuye la imagen que muestra desde la carretera que llega desde Monfortinho, cargada de indiferencia. Una apatía que nada más adentrarse en sus estrechas y empinadas calles cambia por completo como si de un viaje a los orígenes más remotos de la tierra se tratase. No es para menos: la piedra se caracteriza por ser su elemento de construcción principal, dejando grandes desfiladeros que custodian una de las piscinas naturales más exquisitas de la frontera.
Se trata del charco del embalse del río Pònsul a su paso por este municipio rayano. Un auténtico oasis en forma de piscina natural con vistas espectaculares a la Rota dos Fósseis que entre los más asiduos se hace llamar playa del río Pego. Unos muros rodean la presa que almacena un agua clara y cristalina que llega a través de una cascada que embellece aún más - si cabe - este paisaje. El viajero debería prestar atención al costado de la misma, donde encontrará un árbol que da algo de sombra desde el que contemplar el enorme paisaje que lo rodea. Y donde reina la monarquía de la paz y la tranquilidad.
Entre fósiles y molinos
Junto a esta piscina, el viajero apreciará diferentes indicativos. Pertenecen a la Ruta de los Fósiles, un sendero circular de unos tres kilómetros que conecta este paraje con el pueblo y que honra la vida más remota del lugar, cuando hace más de 600 millones de años era un lecho marino y, algunos tantos millones de años después, un reino de dinosaurios. Un paraje reconocido por la UNESCO cuya conservación es prioritaria: ande con respeto a los antepasados.
Pero éste no es el único extra que muestra esta piscina, carente de chiringuitos y grandes sombrías. El pasado más moderno de Penha Garcia también se hace notar en esta zona de baño a través de un recorrido por los viejos molinos que permitieron la producción de harina, sustento de muchas familias de la villa. Están custodiados en pequeñas casas y continúan funcionando a la perfección, algo que podrá comprobar con sus propios ojos si da con Domingo, el guardián de este enclave y el responsable que de que todo esté conservado en un estado envidiable.