Inicio / Turismo / La praia da Tapada Grande, un acuerdo de paz con la naturaleza
Por Esmeralda Torres
24 August 2019
La praia da Tapada Grande, en Mértola, es un descubrimiento. Por incongruente que suene, el territorio que acogiese una de las minas más activas y destructoras de la Raya es hoy un destino ideal para conectar con la naturaleza y el medio ambiente en un preciosa zona rural donde no falta una completa zona de baño.
Conocida por ondear una bandera azul por octavo año consecutivo, la praia fluvial de la presa de Tapada Grande se encuentra en pleno Parque Natural do Vale do Guadiana, en el concelho de Mértola. A unas dos horas en coche de los pueblos más sureños de la frontera extremeño-alentejano y a unos 10 kilómetros de la que lo separa de la provincia de Huelva, se recomienda acceder por la N-265 que bordea el paisaje portugués del Valle del Guadiana. El viajero encontrará un desvío a la altura de Rua Catarina Eufémia que podrá seguir con indicaciones y sobre asfalto hasta la misma orilla de la playa.
Una vez en el paraje de la presa de Tapada Grande, tendrá a su disposición una zona de estacionamiento gratuita con sombra desde la que sale un sendero que lleva hasta el arenal. Un espacio en el que poder disfrutar de sombrillas, mesas de picnics e incluso barbacoas en el caso de cargar con una nevera, y un restaurante con amplia terraza donde se sirve la más suculenta comida alentejana si la opción es optar por un chiringuito. Allí podrá encontrar información sobre las empresas de ocio que operan en la playa y con las que podrá recorrer el Guadiana en el relax de una barca o a golpe del remo de una canoa.
El remanso de paz que encontrará en una zona que parece dialogar con el medio ambiente le llevará a recordar con incredibilidad el pasado del territorio. Y es que a tan solo unos 900 metros se localiza el núcleo de la vieja mina de São Domingo, una explotación que hace cincuenta años desvaloró este paraje natural a cambio de una rica fuente de economía comarcal. A día de hoy, la zona de extracción no es más que un lugar desierto y sobrecogedor que explorar y desde el que reflexionar sobre el acuerdo de paz que Tapada Grande ha firmado con la naturaleza.