Inicio / Turismo / Cinco paisajes rayanos de lo más oxigenantes
Por Esmeralda Torres
26 August 2019
Parques naturales, embalses, dehesas infinitas o espacios fluviales. La Raya presume de varios pulmones en los que oxigenarse y pasar los últimos días de verano.
1. Parque Natural Taejo Internacional. Diferente territorio, diferente gestión pero idénticas características. El Parque Natural que sigue el recorrido del río Tajo, junto a sus afluentes el Erjas y el Sever, a su paso por la provincia de Cáceres deja una extensión de 25.088 hectáreas en el área española. En ella se esconde una multitud de especies, muchas de ellas en peligro de extinción como la cigüeña negra, el águila imperial y el cangrejo de río autóctono. Y si su ecosistema le parece poco, recorra el paisaje que dejan los numerosos restos megalíticos y los vestigios históricos de las tres culturas. Es recomendable acercarse hasta el Centro de Interpretación ‘El Péndere’ antes de sumergirse en las entrañas del parque.
2. Campo Oliva. Vigilante del contrabando y testigo de la supervivencia de los oliveros. La finca comunal de Oliva de la Frontera, conocida como Campo Oliva, fue escenario del exilio de muchos vecinos durante la Guerra Civil, del paso del contrabando procedente de Barrancos y del trabajo incesante de los oliveros que históricamente han hecho de la producción de esta dehesa el sustento familiar. Está repleta de indicadores que marcan diferentes senderos.
3. Alqueva. El sueño de un gran lago entre España y Portugal se remonta a tiempos modernos a la par que remotos. Ya durante la dictadura de Salazar, el gobernador fantaseaba con un gran embalse que arrancase el desarrollo económico del pobre Alentejo. Un deseo que se hizo realidad en 2002, cuando la presa de Alqueva comenzó a almacenar el agua del Guadiana suponiendo una revolución para la agricultura de la zona, pero también para el turismo rural y de naturaleza. Y es que el Gran Lago, el que ostenta el récord de ser el mayor de la Europa Occidental se ha convertido en un parque temático repleto de recursos turísticos y motivos por los que ser visitado.
4. Parque Natural São Mamede. En plena Serra de São Mamede se asientan pequeñas aldeas en las que es fácil contar seis vecinos y cuarenta gatos. Es el encanto del Alentejo más profundo, el mismo que vive en un enclave natural único. Y es el caso de las aldeas de La Fontañera y Galegos, cada una a un lado de la Raya y conectadas por un sendero en el que el obturador fotográfico no cesará de trabajar.
5. Sierra de Gata. No contenta por considerarse el pulmón de Extremadura y abrigar algunos títulos de Bien de Interés Cultural y Conjunto Histórico Artístico, también se ha subido al podium de los Pueblos más bonitos de España. Es la Sierra de Gata, un espectacular paraje en el que se enclavan pueblos encantadores como San Martín de Trevejo, una villa situada a los pies del monte Jálama que custodia un tesoro arquitectónico donde las techumbres de algunas viviendas se prolongan hasta prácticamente unirse con los tejados de las casas situadas al otro lado de la calle. Su conservación (y el cuidado de las flores y macetas que revisten de verde sus calles) trasladan al viajero a un remanso de paz y tranquilidad incomparable.