Por Esmeralda Torres
27 September 2019
Mientras que para algunos es algo bastante habitual - tanto que lo hacen cada vez que les apetece un buen café -, para otros puede sonar a disparate. Cruzar la frontera en Extremadura y Alentejo es (muy) fácil.
1. De Piedras Albas a Segura por el ‘hermano pequeño’ del Puente Romano de Alcántara. Pocos saben que Alcántara tiene dos puentes romanos. Además de poseer la majestuosa obra de ingeniería que consiguió proclamarse Mejor Rincón de España 2014, su término municipal más cercano a Piedras Albas posee otro puente romano de menores dimensiones, considerado su ‘hermano pequeño’. Se trata de una construcción de principios del siglo II, cuando Trajano ocupaba el puesto de emperador, y su función era unir Norba Caesarina (Cáceres) con Egitania (Idanha-a-Velha) y Bracara Augusta (Braga). Hoy, con sus cinco arcos en pie - los tres centrales fueron reconstruidos durante la Edad Media - une Piedras Albas, una pequeña localidad de unos 150 habitantes, con Segura, freguesía de Castelo Branco.
El municipio de Piedras Albas llegó a albergar una aduana popularmente conocida por ser el puesto fronterizo más tranquilo de la Península. No son pocos los que aseveran que por aquí consiguieron entrar, casi de manera clandestina, muchos periodistas y revolucionarios aquel 25 del abril de 1974.
2. De Valencia del Mombuey a Amareleja por la ruta más popular del contrabando. Existen pueblos rayanos donde la cultura del mochilero sigue viva en el imaginario colectivo. Y éste es el caso de Valencita, como popularmente se le llama a Valencia del Mombuey desde que comenzase a sufrir las guerras con Portugal, aquellas continuas contiendas que se declaraban en Madrid y Lisboa y se libraban en Extremadura. La localidad más cercana a este municipio pacense no es ni Villanueva del Fresno - a 16 kilómetros - ni Oliva de la Frontera - a 20 kilómetros -; es Amareleja, a nueve. Esta cercanía, y un valle repleto de facilidades para cruzar hasta Portugal, ha provocado que históricamente Valencia del Mombuey haya mirado más hacia el país portugués que a sus propias vecinas.
El río Ardila fue el único obstáculo que tuvieron que salvar los cientos de valencianos que huyeron de la represión franquicia hacia Portugal durante la Guerra Civil, refugiándose en los campos de concentración barranqueras de Russianas y Coitadinhas bajo la protección del teniente Seixas.
3. De Valverde del Fresno a Folhos, punto de encuentro de cuatro regiones. Cuenta la leyenda que en la escarpada Sierra de Gata se esconde un hito que en el pasado fue punto de encuentro eclesiástico. Que era allí donde se reunían los obispos de las diócesis cercanas, y es que esta frontera aúna hasta cuatro regiones: la provincia de Cáceres, la de Salamanca, la Beira Baixa y la Beira Alta.
La más interesante vía para cruzar esta frontera es el conjunto de senderos que atraviesa la cola de Sierra de Gata, y por donde cruzaban los más aventureros contrabandistas. Es apta para caminas y - atención - para paseos a caballos.
4. De Zarza la Mayor a Salvaterra do Extremo, río Eljas a través. Ésta puede ser el más claro ejemplo de cómo eran los puestos de vigilancias antes de que las aduanas tomaran la Raya. Y es que el sendero que une Zarza la Mayor con Salvajería do Extremo ha sido históricamente vigilado por el Castillo de Peñafiel, una construcción del siglo XIII sobre vestigios de una fortaleza árabe. Se erigió por orden de Alfonso IX, quien la otorgó a la Orden de Alcántara formándose así una importante encomienda en el territorio.
El progresivo estado de ruina del Castillo de Peñafiel ha motivado que la fortaleza haya sido incluida en la Lista roja del patrimonio en peligro de la Asociación para la Defensa del Patrimonio Hispania Nostra. Se recomienda visitarlo, con cámara en mano, antes de que sea demasiado tarde.
