Inicio / Turismo / Entre huesos y calaveras hacia un destino común: así es la macabra capilla de Évora
Por Esmeralda Torres
29 October 2019
Más que el Café Arcada y el mismísimo Templo de Diana. Con mucha diferencia, el lugar más visitado en Évora es la Capela dos Ossos, un pequeño anexo de la Iglesia de San Francisco que custodia algo más de cinco mil cadáveres distribuidos espacialmente de manera artística. Una obra que algunos entendieron como arte, y que pretende recordar con evidencias que la vida es tan solo un viaje a un destino común.
La Iglesia de San Francisco se enclava imponente como monumento nacional en la concurrida Praça 1º de Maio. Llama la atención a simple vista y no solo por su expresión gótica-manuelina. También por dejar constancia a través de símbolos artísticos de los acontecimientos históricos que marcaron el periodo de expansión marítima de Portugal, como la cruz de la Orden de Cristo o los escudos de los reyes fundadores, Juan II y Manuel I de Portugal. Pero si algo capta visitas deliberadas y espontáneas es su popular Capilla de los Huesos. Un pequeño oratorio erigido entre los siglos XVI y XVII en el que fuese el dormitorio de los frailes con el fin de aleccionar como primer y último objetivo.
Cuenta la historia que esta capilla fue idea de tres frailes franciscanos interesados en proporcionar una reflexión diferente acerca de la brevedad de la vida humana, un tránsito con un destino común. Para ello, ordenaron la exhumación de algo más de cinco mil cadáveres del interior de las sepulturas del convento y otras iglesias y cementerios de la ciudad, y con ellos el revestimiento de paredes y columnas. El resultado fue un diseño macabro que, a pesar del desgaste del paso de los años, sigue siendo acorde al discurso fúnebre que querían subrayar, y que reza en la entrada al espacio: nos ossos que aqui estamos, pelo vossos esperamos.
El mensaje de que al final del camino, la muerte nos espera a todos se potencia en los frescos de la bóveda, en los que se representan diferentes escenas del final de la vida. También, los dos cadáveres flotantes, el de un hombre y un niño, que cuelgan de las paredes laterales, y alrededor de los que gira una macabra leyenda. Según cuentan, la madre, continuamente maltratada, les maldijo antes de morir con la frase “que la tierra de vuestras sepulturas no os destruya”. Cierto o no, de lo que no hay duda es de que el peculiar espacio religioso de Évora es lo más parecido a un un funesto encuentro con la muerte.