Por Esmeralda Torres
10 December 2019
Extremadura y Portugal se dan tanto la mano que comparten una misma cultura, la rayana. A la hora de vestir la mesa, también; aunque cada vez son más los extremeños que cruzan la frontera para saborear la cocina portuguesa. Ésta cuenta con una cocina tradicional llena de platos variados que, muchos de ellos pueden saborearse en el lado español de la Raya.
1. El Duende de Safaril, en Sierra de Gata. En el corazón de San Martín de Trevejo se localiza El Duende de Safaril (Cano de Saavedra, 29), el restaurante de Sierra de Gata más recomendado para saborear platos típicos de la comarca y algunas especialidades portuguesas. En la carta no faltan los más exquisitos ibéricos cocinados con el aceite de oliva con denominación de origen Gata-Hurdes, ni delicias lusas como el bacalao dorado o la serradura portuguesa. Para acompañar disponen de una amplia variedad de vinos extremeños difíciles de ver más allá de la zona; véase el Nadir.
2. Petiscos e Granitos, en Monsanto. Literalmente enclavada entre las rocas gigantescas y flotantes que caracterizan el paisaje de Monsanto, no hay mejor telón de fondo que el que ofrece la terraza de Petisos e Granitos para saborear un copo de vinho. Y es que Petiscos e Granitos (Rua do Castelo, 16) es el primer feo-restaurante portugués, un título que le viene del hecho de que sus cimientos sean una roca de granito que hace las veces de pared en el salón. Los platos de caza, el bacalao seco y el pulpo a la parrilla son los más populares de su carta, que peca de tradicional.
3. El Convento, en La Campiña de Valencia de Alcántara. Desde la primera impresión conquista, y es que pocos restaurantes pueden presumir de erigirse en un antiguo convento. Y menos, en el que un santo tan popular y venerado como San Pedro de Alcántara, según cuentan, tomó los hábitos. El Restaurante-Hotel Rural El Convento (San Pedro de los Majarretes, Valencia de Alcántara) ofrece una amplia variedad en cocina tradicional extremeñas y portuguesas que se adapta según la temporada. En otoño no debe dejar de probar sus croquetas de perdiz, avaladas por la valoración de los más prestigiosos críticos gastronómicos del país.
4. En Cá Milio, en La Campiña de Valencia de Alcántara. No es apto para vegetarianos, y es que en este restaurante familiar de la Aceña de la Borrega, en La Campiña de Valencia de Alcántara, se promocionan los ibéricos como una auténtica experiencia religiosa. Algunas de las sugerencias más populares de En Cá Milio (Poblado Aceña de la Borrega, 59) su carta son los huevos rotos con jamón ibérico y las patatas con chorizo, aunque sus postres - repostería casera artesanal - tampoco tienen desperdicio.
5. O Lagar, en Elvas. Es uno de los restaurantes favoritos de los pacenses, y prueba de ellos es que entre sus comensales oirás especialmente aquello de ‘acho’. O Lagar (Rua Nova da Vedoria, 7) ofrece una amplia carta de comida tradicional alentejana en la que sobresale la cocina al carbón: la sepia a este gusto está deliciosa. Ojo al pedir, a pesar de que la relación calidad-precio es bastante asequible, las raciones son abundantes y es de mala educación dejar comida en el plato.
6. El Cristo, en Elvas. Es el rey de las marisquerías y el punto de encuentro de los españoles los días de fiesta. La carta de El Cristo (Rua Dr. Antonio Tello Barradas, 49) está especializado en mariscos ofreciendo platos de almejas, ostras, navajas, gambas, carabineros del tamaño de un puño y centollas de dimensiones descomunales. Suelen servirlo con un centro de mesa de bacalao dorado que no deja hueco ni para el café.
7. A Maria, en Alandroal. Desde que el presidente de la RTP - Radio y Televisión Portuguesa - fuese con el cuento por todo Lisboa Lisboa de que el mejor bacalao se cocinaba en el Restaurante A Maria (Rua João de Deus, 12), este establecimiento rayano sufrió un auténtico peregrinaje de comensales. Muchos de ellos llegan desde España, especialmente desde Badajoz. Y aunque la especialidad es el bacalao, su perdiz estofada también está para chuparse los dedos.
8. Adega Velha, en Mourão. El frío suele acompañar estas fechas, y con ello el caldo caliente se perfila como la mejor opción. Véase la sopa de cação, el plato favorito de los comensales que se sientan en Adega Velha (Rua Joaquim José Vasconcelos Gusmão, 9). La pintoresca y rehabilitada bodega de Mourão presenta una amplia y deliciosa carta en la que a la perdiz estofada y los feijão com chouriço no les faltan adepto. Para acompañar, no hay duda: vino de la casa.
