Inicio / Turismo / Las ermitas y santuarios más impresionantes de la Raya
Por Esmeralda Torres
10 February 2020
Desde siempre, los religiosos han elegido lugares tranquilos y escondidos para sus rituales. Lugares, en su mayoría, enclavados en un espectacular paraje que ha contribuido al valor paisajístico y cultural de monasterios, iglesias o ermitas. Éstos son los más impresionantes de la Raya.
1. Santuario de la Virgen de los Remedios, en Fregenal de la Sierra. Entre pequeñas sierras y barrancos de Sierra Morena, con un paisaje caracterizado por la dehesa extremeña, se enclava Fregenal de la Sierra. Y a seis kilómetros, su cerro El Rodeo que, a través de un discreto y ascendiente camino invita a peregrinar hacia el Santuario de la Virgen de los Remedios. Granito y ladrillo conviven en una fachada barroca que, bajo el efecto de la cal, consigue que las dos cúpulas que cobijan el presbítero y el camarín contrasten con el cielo azul que caracteriza a este municipio pacense.
La capilla que puede verse se cree que es la original del templo, construido en el siglo XVI y remodelado de manera sucesiva hasta el siglo XVIII. Pero si algo destaca de este santuario es el Camarín de la Virgen, datado en 1750, donde se custodia la imagen gótica de la Virgen de los Remedios y el Niño, y el rico ajuar de alhajas y mantos, en el que sobresale la Corona regalada por el pueblo.
2. La Nossa Senhora da Lagõa, en Monsaraz. Si algo caracteriza al casco histórico de Monsaraz es la tranquilidad de sus calles. Pequeñas, apacibles y peatonales, son de un bello empedrado a base de lajas de pizarra que refulgen vistosamente durante los atardeceres. Tras pasar por la Porta da Vila, defendida por dos cubos, su laberinto lleva a siete iglesias entre las que destaca especialmente la matriz de Nossa Senhora da Lagõa, en cuya plazuela se erige un hermoso pelourinho del siglo XVIII. Esta chiesa madre, datada en el siglo XVI, sustituyó a un templo gótico que resultó contaminado por la plaga.
Destacan las dos torres y el falso pórtico de su fachada y el panel de azulejos que representa a la Virgen de la Concepción en su interior, pero si algo capta la atención del viajero es la lápida esculpida en mármol de Gomes Martins Silvestre que representa hasta 17 personas en una procesión fúnebre.
3. Nossa Senhora do Loreto, en Juromenha. En mitad de una fortaleza (en ruinas) vigilante del Guadiana, se encuentra una iglesia derruida por el tiempo y la desidia cuya importancia fue tal que prestó su nombre a la fortificación que le abrazaba. Se trata de la igreja matriz de Juromenha, una construcción asolada por la soledad destructiva que sorprende con vestigios romanos, visirodos, islamicos y cristianos.
Cada uno de los viajeros que llegan hasta ella enloquecen con la belleza de los restos iconográficos que aún asoman en esta iglesia. Aunque sin duda alguna, si por algo merece la pena su visita, es por el increíble atardecer sobre Alqueva.
4. Iglesia de Santa María Magdalena, en Olivenza. La biculturalidad es la esencia de Olivenza. Erigida entre dehesas de encinas y alcornoques bañados por el embalse más grande de Europa Occidental, su historia ha estado marcada por los enfrentamientos entre los países de la Península Ibérica y sus ocho siglos de dominio portugués. De ahí que uno de su joya arquitectónica más espectacular - que consiguió proclamarse como Mejor Rincón de España 2012 según la Guía Repsol - sea la Iglesia de Santa María Magdalena, un fiel icono del manuelino.
Esta construcción, datada del siglo XVI, recuerda al inconfundible estilo portugués desde el primer momento. Es digna de admiración su fachada, donde se pueden encontrar las siete diferencias con el portón que ornamenta el Palacio de los Duques de Cadaval, aunque las retorcidas y altivas columnas de su interior no dejan indiferente a ninguna mirada.
5. Catedral de San Juan Bautista, en Badajoz. Pocos son los que identifican la Catedral de San Juan Bautista como un templo religioso y no como una construcción defensiva. La posición estratégica de Badajoz llevó a los arquitectos que decidieron erigir un monumento sobre una antigua iglesia mozárabe a darle la imagen y semejanza de una atalaya defensiva, fortificándola con almenas que retuvieran el ataque del enemigo. Así, la construcción, datada entre los siglo XIII y XV, se elevó a partir de granito y con un estilo severo, fuerte y poco estilizado.
Un rincón imperdible es su claustro, construido a principios del siglo XVI a partir de un estilo gótico y manuelino, y el retablo mayor, en el que se empleó el barro como material principal allá por 1717. En este templo tuvieron lugar los desposorios del futuro rey Fernando VI con la infanta portuguesa doña Bárbara de Braganza, en 1729.
6. La Antiga Sé de Elvas. Presidiendo la Praça da Republica de Elvas se encuentra una de las construcciones religiosas más importantes del Alentejo que llegó a convertirse en el lugar de oración de los miles de soldado que participaron en la Guerra de la Restauración. Mandada a erigir por el arquitecto real Francisco de ARruda en el lugar que, hasta entonces, ocupó la Igreja de Santa Maria dos Açougues, en 1517 y veinte años después abrió sus puertas como un majestuoso edificio con apariencia de fortaleza y una torre campanario encumbrada por almenas. Hizo las veces de catedral hasta que, en 1881, la sede episcopal se trasladase a Évora.
Su interior se ve contornado por un sillar de azulejos policromados, en contraste con la capilla mayor, construida en mármol de varios colores y estilo barroco. Merece una mención especial el soberbio órgano del coro alto, encargado al organista italiano Pasqual Caetano Oldoni.
7. Santa María de las Reliquias, en Alburquerque. La majestuosidad del Castillo de Luna de Alburquerque va más allá de su intacta identidad militar, y es que es de los pocos castillos que integran un templo religioso en su interior. Se trata de la capilla de Santa María de las Reliquias (o del Castillo), un lugar que, según cuenta la historia, albergó las santas reliquias más antiguas de Extremadura que propició la peregrinación de miles de devotos hasta la villa rayana.
De planta basilical y tres naves, esta capilla está caracterizado por el arte románico. Su bóveda es de cañón, con arcos fajones, excepto la del ábside que peca de crucería. Pero si algo llama la atención son los rastros militares en el entorno religioso. Véase el escudo del propio Juan Alfonso de Alburquerque, válido de Pedro I ‘El Cruel’. El porqué es que el regente de la fortificación fue uno de los hombres más importantes de Castilla y el protagonista de uno de los que mayores leyendas protagoniza en los intramuros de Alburquerque. Hijo bastardo del rey Denis, pretendió heredar su trono llegando a desatar una guerra contra su hermano Alfonso IV, que a pesar de perder le dio una mesurada fortaleza.
8. Santa María de Rocamador, en Valencia de Alcántara. Si algo puso en el mapa a (el templo religioso de) Valencia de Alcántara fue la boda regia entre la Infanta Isabel y Manuel I ‘El Afortunado’. Estos desposorios se celebraron en una desaparecida iglesia que fue adaptándose a los cánones de construcción católica, y que evolucionó a Santa María de Rocamador. La majestuosidad que caracteriza a este templo se hace presente en una fachada de estilo neoclásico y una torre herreriana, pero especialmente en su interior, dividido en tres naves de planta rectangular.
Si algo sorprende es su riqueza artística. Además de las distintas imágenes, destaca un cuadro pintado sobre ocho tablas ensambladas atribuido a Luis de Morales y una talla policromía perteneciente a Berruguete. El retablo del Altar Mayor tampoco tiene desperdicio.
9. Ermita de Valbón, en Valencia de Alcántara. Donde hoy no hay más que ruinas un día se erigió un templo obra del mismísimo Lope de la Ordieta. Se trata de la ermita de Valbón, localizada sobre un monte de unos 600 metros, en el término municipal de Valencia de Alcántara y en pleno corazón de la Sierra de San Pedro. Fueron los propios vecinos los que decidieron recuperar esta joya del siglo XVI, en un ruinoso estado tras sufrir las invasiones portuguesas y la dejadez popular. Dirigidos por el arqueólogo Alberto Dorado, un numeroso y altruista grupo de voluntarios, curiosos e interesados participaron en las excavaciones con el fin de descubrir aquello que durante décadas nadie había visto.
Su interior llegó a albergar la imagen de Santa María de Valbón, que durante varios siglos fue patrona de Valencia de Alcántara y La Campiña, pero hoy no es más que un conjunto de ruinas incluido en la Lista Roja del Patrimonio. Gracias al Grupo de Arqueología y Defensa del Patrimonio de Valencia de Alcántara, aún pueden visitarse parte de su bóveda y conocer las pinturas que ataviaron sus muros.
10. La Antiga Capela do Socorro, en Monsanto. Asentada en la escarpada de Cabeço de Monsanto se encuentra la aldea más portuguesa del país vecino. Monsanto es una villa histórica localizada a poco más de 20 kilómetros de la frontera española, flotante entre ‘penedos’. Se trata de enormes piedras rodantes integradas en la fisionomía urbana, donde sorprenden construcciones con entradas manuelinas y blasones de piedra. Como las que se identifican en la Igreja de la Misericordia y la Antigua Capela do Socorro.
No debe perderse de vista la Torre do Lucano o Torre do Relógio, una construcción del siglo XIV que luce orgullosa una réplica del gallo de plata, el emblema que la distingue como el pueblo más portugués.