Inicio / + Turismo / Cinco citas viajeras (al aire libre) para este mes de octubre
Por Esmeralda Torres
01 October 2020
La naturaleza ataviada de los colores del otoño marcan la agenda del mes de octubre.
1. El otoño mágico en el Valle del Ambroz. No lo dicen sus vecinos ni estas líneas, lo dice una declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional: el otoño en el Valle del Ambroz es mágico. Entre Las Hurdes y Tierras de Granadilla se localiza una comarca con dos polos opuestos, y es que el Ambroz posee tanto montañas que superan los 2.000 metros como zonas de vega y dehesa a solo 450. Una fusión que regala al viajero una inolvidable policromía de colores ocres que hacen del territorio la más bella y mística postal otoñal. Lo mejor de todo, que se encuentra al aire libre.
2. La Otoñada en el Valle del Jerte. El Valle del Jerte es una escapada infalible en cualquier época del año. Pero si en alguna regala paisajes realmente espectaculares es coincidiendo con la floración del cerezo, en primavera, y durante la otoñada, menos conocida pero igualmente de fascinante. A medida que transcurre el otoño, el color verde habitual que lucen los árboles que pueblan sus laderas va evolucionando a diferentes tonalidades de rojos y amarillos, hasta que finalmente pierden las hojas. El senderismo y el cicloturismo son los planes más interesantes para descubrir este mosaico de marrones que, debido a las diferentes alturas a las que se encuentran los cerezos, se transforma día a día.
3. Un road trip entre aldeas de pizarra. Entre Castelo Branco y Coimbra subsisten 27 aldeas de pizarra que se vuelven especialmente pintorescas con los colores del otoño. Se conocen como las Aldeas do Xisto y se encuentran en una zona de montaña y ríos donde abundan carreteras encantadoras. Son visitas indispensables Sobral de São Miguel, de donde se extrae la piedra para exportarla a todo el mundo; Cerdeira, con su agricultura biológica; y Fajão, donde se saborea el más sabroso cabrito y sus vecinos enseñan a elaborar aguardiente. Además de la pizarra de sus casas, a estas aldeas les unen una gastronomía contundente y autóctona, como el buen pan, la mermelada, compota y miel. Otro argumento para no dejar de visitarlas es la escasa población que vive en ellas, desconociendo las aglomeraciones y masificaciones.
4. La vendimia en el Vale do Douro. Octubre es el mes en el que el Vale do Douro se convierte en un paisaje sublime. Una estampa de un mar vertical de viñedos en colores amarillos, naranjas y granates se completa con la vendimia anual, el proceso de recolección de uva que llena quintas históricas de una auténtica experiencia enológica. Una buena forma de disfrutar de este paisaje es a bordo de un crucero fluvial mientras se saborea una copa de vino, o sobre un tren histórico, el viejo ferrocarril de principios del siglo XX que va de Régua a Tua. El mejor momento del día es el atardecer, cuando las hojas se van matizando bajo una luz cálida que parece mágica.
5. Turismo micológico en Puebla de Obando. Otra de las propuestas que traen los primeros días de otoño es la aparición de las primeras setas. Y Puebla de Obando puede ser uno de los mejores escenarios para contemplar esta hazaña natural. Entre las sierras de Loriana, Gorda, Vidrio y del Cancho, trazado sobre el escenario natural de la Sierra de San Pedro, se erige esta localidad pacense donde abunda el turismo micológico: los pequeños paraguas de múltiples colores crecen en el suelo y en el tocón de los alcornoques que caracterizan el paisaje. Ojo, es indispensable aprender unas nociones básicas para saber cuáles son venenosas y cuáles no.