Inicio / Cultura / El hasta más pronto que tarde de Los 3W
Por Esmeralda Torres
28 February 2019
Entre interrogantes ‘qué hacéis vosotros aquí’ y a grito de ‘grandes’ consiguen avanzar por la entrada de carga y descarga. No es fácil hacerlo a pesar de conocer como las palmas de su mano esta vereda. A las aclamaciones se le suma la melancolía de un descanso que, a pesar de ser querido y merecido, conmueve voces. Y no unas voces cualquiera. Los 3W vuelven a pisar el López de Ayala pero no para subir al escenario y desternillar al público; la murga de Olivenza no saldrá este carnaval pero promete volver más pronto que tarde.
“No lo digas así, que la Gumer y la Adri saldrán este viernes, solo que en otro sitio y a otra hora”, replica Antonio Morrón. El guitarra no desdibuja la sonrisa de su cara al pensar que en la noche de la final, antes de anunciar a los ganadores, el lateral izquierdo no estará ocupado por las madres antiguas y modernas. Ni por los autónomos, ni los testigos de Jehová. Los 3W anunciaron nada más terminar el último carnaval que necesitaban tomarse un descanso, y así ha sido. Y, aunque muchos fantasearan con que fuese una de las bromas de los oliventinos y lo justificasen en aquella cuarteta de despedida con que los sudakas bajaron el telón de su paso por el COMBA 2015, ésta vez iba en serio. “Fue cosa de Paco (Fernández). Él llevaba desde el 92 saliendo y necesitaba descansar. Escribió esta despedida un poco en primera persona, y aunque la idea inicial fue descansar todos… Las ganas nos pudieron y salimos sin él”, revela Dani Barradas, uno de sus letristas y una de las voces más aclamadas de la murga. “Cuando preparábamos el repertorio de 2018 no sabíamos si íbamos a salir o no en 2019, por eso no se cantó nada”, continúa. “Cantar otra vez una despedida para luego volver… No lo íbamos a hacer dos veces, que el público nos iba a perder el respeto”, añade en tono chistoso. Pero eso sería imposible: el público adora a esta murga.
Los 3W aterrizaron por primera vez sobre las tablas del López de Ayala en 2002. Se trataba de una murga de savia nueva, que con solo cinco años de experiencia a la espalda llegaron al Carnaval de Badajoz para comerse su concurso. “Nosotros no estuvimos: yo llegué en 2006, Dani en 2004 y éste – señala a Cristo González, otro de sus integrantes – estaba haciendo la comunión”, pregona el Morrón más cómico. “No estuvimos pero nos hemos cansado de escuchar las experiencias que vivieron. La liaron bastante porque las críticas fueron bastante buenas. No sé si quedaron en novena o décima posición, a las puertas de la final. La sensación fue muy buena”, relata Barradas. “Incluso te podemos contar una anécdota, que el caja, Puma, no pudo tocar ese día porque tenía un examen muy importante al día siguiente y otro componente tocó la caja. Así, sin problema alguno”, confiesa con una sonrisa.
Una sonrisa que no se pierde al pasear por los camerinos del templo murguero, donde suman un largo etcétera al listado de anécdotas. Cuándo se les pregunta por la más especial no logran quedarse con una en concreto. “Yo me quedé encerrado en ese ascensor y ahí estuve un rato hasta que quiso abrir”, anota el guitarra. “Yo me quedo con la del año de sauna y todos metidos como gallinas en los baños. Aquí [en el pasillo que comunica los dos accesos laterales del teatro] hace siempre frío por la corriente que se genera al estar las dos puertas abiertas, y aunque llevábamos los albornoces… No nos podían arropar bien porque se nos quitaba la glicerina que nos simulaba el sudor”, admite Barradas. Poco efecto radiador hizo aquel batín que, según su actuación, aseguraron comprar en Portugal; “aunque tú y yo, eran de Carrefour”, añade jocoso Morrón, que sale a la defensiva. “Ese año nos dieron mucha caña con que no nos habíamos gastado dinero en el traje, pero llevábamos dos toallas por aquello del por si acaso, el albornoz y hasta un mono que simulaba la piel para la calle; eso sí que costó caro”.
El Concurso de Murgas
Por el escenario del López ya hay atrezzo entre el que se tiran cables para la retransmisión en directo por la televisión autónomica. Controlando que nada altere el orden está, un año más, Toni Martín. Y ya van 16 como regidora y psicóloga entre las bambalinas. El brillo se apodera de su mirada cuando ve irrumpir a estos 3W, que rápidamente se funden en un abrazo con ella. Miran al frente y ven un patio de butacas vacío pero expectante. ¿Impone? “No recuerdo un año en el que no me haya puesto nervioso. Pero nervioso de atacado”, asevera Barradas. “Cuando llevaba dos o tres años pensaba en que llegaría el año en el que llegase tranquilo, pero después de 17 años, el momento antes de subir el telón sigo viviéndolo igual”. Se miran entre ellos y Cristo toma la palabra. “Yo pienso que ponerse nervioso es algo bonito. Es respeto al público”. Un público que conoce y espera, año tras año, la línea de los 3W. “Cada murga hace lo que le gusta, le funcione más o menos. A nosotros nos gusta reivindicar y meter caña en los pasodobles y desternillarnos con el popurrí”, comenta Barradas. “Y si sabemos que eso a la gente también le gusta, ¿por qué lo vamos a eliminar?”, añade Morrón.
Es la línea de Los 3W. Lanzar un grito de guerra en sus pasodobles y prender la carcajada en el resto de la actuación. En temas, (casi) todo vale; incluido lo que se cuece en Olivenza. Y es que los oliventinos siempre incluyen letras donde las historias locales son las protagonistas. “No vamos a olvidarnos del pueblo porque no deja de ser nuestro pueblo, pero sí es verdad que de un tiempo a esta parte no nos arriesgamos a meter cuartetas en la presentación o el popurrí y nos centramos en hacer pasodobles y cuplés para Olivenza con las cosas de la Petri y el alcalde”, ejemplifica el guitarrista. Y es que la actuación en el Concurso de Murgas no deja de ser la punta del iceberg de seis meses de ensayos. “El que viene al teatro y se sienta a ver una noche de murgas no se da cuenta del trabajo y el sacrificio que esto lleva detrás. Yo no soy letrista pero entiendo el trabajo que supone escribir unas letras y que toda esta panda de mamones se la aprenda sin que se mezcle con otras”. Quien bien lo sabe son sus familiares y amigos. “Yo tengo una niña de 15 años y otra de diez, y ahora son grandes y se quedan solas en casa pero antes, cuando eran pequeñas y mi mujer trabajaba por turnos, me las tenía que llevar al ensayo. Ellas siempre han sido dos miembros más de las murgas”, admite Morrón. “Es más, se sabían las letras mejor que muchos de ellos”.
Letras que dan forma a una actuación cuyo reglamento ha evolucionó junto a la trayectoria de Los 3W. “Antiguamente no había pasodobles y cuplés. Hacías dos popurrís, uno local y otro nacional, de unos diez minutos cada uno, y eso era la actuación”, relata el guitarra. “Se pidió meter dos pasodobles y como no estaba especificado en las bases, Ad Libitum dio un toque de atención dando, entre un popurrí y otro, dos pasos sobre el escenario”, narra citando otros ejemplos de la introducción de los cuplés. Una evolución que también han apreciado en cuanto al dato de participación. “Yo recuerdo haber cantado aquí con más de 40 grupos”, asevera. De ahí que estos murgueros no pierden la esperanza de que el número vuelva a alcanzar tales cotas. “Todas las murgas han tenido sus inicios, hasta las que hoy son primer premio. Si en esos inicios se hubieran bajado del López, quizás el carnaval se hubiese perdido sus voces”, interrumpe González. “Por eso yo creo que el mensaje es que sigan esforzándose y trabajando igual pese a los comentarios que escuchen”. Y citan como ejemplo la evolución positiva de las murgas femeninas. “Las primeras agrupaciones eran mixtas, después las mujeres desaparecieron y ahora poco a poco están volviendo. Es un problema de educación social que, por suerte, ya está desapareciendo”.
Dani, Antonio y Cristo se aproximan a la puerta principal del López de Ayala. Lo hacen con las manos metidas en los bolsillos y un paso tranquilo, como uno anda por casa. Y hablan de cómo vivirán este atípico carnaval. “Yo no sé qué voy a hacer”, dice Morrón. “Yo, si por mí fuera, me iba para no sufrir. Esta entrevista tenía que haber sido después del concurso…”, anota González. “Yo aunque no salga con la murga quiero disfrutar del carnaval desde otro punto de vista, porque sigue siendo carnaval”, concluye Barradas. Y es que, aunque Los 3W no suban al escenario del templo murguero ni llenen las calles de desternillantes carcajadas, su espíritu ya vaguea captando los mejores chascarrillos para el próximo febrero. Que llegue cuanto antes.