Inicio / Escapadas / Marvão, un tesoro custodiado por el tiempo
Por Esmeralda Torres
11 January 2019
Marvão es una instantánea congelada en el tiempo. El turista que llega hasta esta aldea lo hace sabiendo que es una de las más emblemáticas villas del Alentejo rayano; pero la realidad siempre supera a las expectativas. Enclavada a más de 800 metros de altitud y en plena Serra de São Mamede, conquista de inmediato por la espectacularidad de su paisaje. Y si es capaz de volver la vista de su horizonte, sorprende la preservación de una aldea custodiada por la historia.
10:00 Desayuno tradicional
La aldea de Marvão, con poco más de 600 habitantes, se eleva en una serpenteada colina de 837 metros. Hasta en coche (parece que) cuesta subir. De ahí que la primera recomendación sea recargar pilas para afrontar el día en uno de los pueblos más bonitos de la Raya. El lugar, un auténtico mirador de las apabullantes vistas que ofrece de Valencia de Alcántara y su campiña: el Natural Bar. Es recomendable pedir el desayuno de todo portugués: meia de leite e torradas.
11:00 Un museo a partir de donaciones particulares
Si por adelantado un museo te chiva que se instala en una iglesia del siglo XIII cerrada al culto y dedicada a la recepción de turista, la visita la tiene asegurada al 99%. Es lo que le ocurre al Museo Principal de Marvão, una elegante galería situada a los pies del castillo y que desde 1987 muestra elementos que han formado parte de la vida local. De hecho, su colección está formada por donaciones particulares entre las que se encuentran mosquetes y bayonetas, lápidas medievales, cantería tallada del 3.000 a.C. y ropa y fragmentos de época romana. Su entrada tiene un precio de 1,25 euros (o es gratuita en caso de cumplir las condiciones para adquirir un ticket reducido).
13:00 Comida tradicional alentejana
En plena Praça do Pelourinho se encuentra un popular local que sirve una amplia variedad de especialidades tradicionales del Alentejo, y donde deberás pedir mesa a la hora portuguesa del almuerzo y podrás ponerte las botas por un precio que ronda los diez euros. En Varanda do Alentejo reina las que se elaboran a partir de carne de cerdo y se acompañan de una sangría fresca en la terraza. En la sobremesa no puede faltar el café.
15:00 La huella romana
En plena digestión deberás dirigirte hasta la Portas de Rodão para buscar tu vehículo y dirigirte hasta São Salvador de Aramenha, una pequeña aldea ubicada dentro del término municipal de Marvão. Desde allí, a 700 metros en dirección Portalegre, encontrarás las primeras indicaciones que te lleven a descubrir la huella romana vigentes en la aldea portuguesa, la Ciudad Romana de Ammaia. Se trata de un excelente museo romano que se asienta en las ruinas de lo que fue una imponente urbe en el siglo I d.C., que floreció gracias a los abundantes productos agrícolas del lugar (especialmente el vino, los cereales y aceite). Fue excavada de manera oficial en 1994 y muestra lápidas y dinteles tallados, joyas, monedas y objetos de vidrio increíblemente bien conservados. También se pueden seguir senderos campo a través hasta el lugar donde estaban el foro y los baños públicos, además de varias e impresionantes columnas. Para ello solo tendrás que pagar dos euros.
17:00 Viaje al medievo
La conquista cristiana de esta plaza, situada a tan solo nueve kilómetros de la frontera, provocó la construcción de una muralla que abarcase la cumbre entera al mismo tiempo que el rey Dinis apostase por la reconstrucción de la fortaleza legada de los musulmanes. El resultado, un emblema y joya de Marvão: su castillo y su muralla. La visita a la fortaleza es gratuita y puede realizarse en cualquier momento del día, aunque los marvanenses recomiendan hacerlo con la luz del atardecer para disfrutar de las arrolladoras y conmovedoras vistas. Tanto al exterior y la frontera con España al sureste, como al interior y su blanco caserío, singularizado por calles estrechas y tejados pintorescos. No se debería pasar por el alto el enorme aljibe abovedado que se conserva cerca de la entrada.
21:00 Dormir como reyes
Vale la pena dormir en Marvão. Y aún más si se hace como un rey, en el Dom Manuel. Las habitaciones de este encantador y agradable hotel presentan suelos embaldosados y ventanas bastantes grandes; las mejores son las suites con vistas. El precio medio ronda los 70 euros por noche.