Inicio / Turismo / El resurgir de una vieja aduana
Por Esmeralda Torres
04 September 2018
La agonía de las aduanas comenzó en 1985, cuando algunos países de la Unión Europea firmaron el Acuerdo de Schengen. Con él se suprimieron controles en las fronteras interiores, estableciendo un espacio común con libre tránsito de personas y mercancías justo diez años después. Y con él los edificios aduaneros, comenzaron a empolvarse y agrietarse. A ver cómo la historia contemporánea les dejaba en el olvido. Hasta que el mismo devenir ha propuesto resurgirlos de sus cenizas.
“Nos duele verlo cada vez más deteriorado”, lamenta el alcalde de Valencia de Alcántara, Alberto Piris. Él mismo ha visto cómo este antiguo puesto fronterizo ha acusado el paso de los años, quedando olvidado en el margen izquierdo de la carretera nacional que adentra en el país vecino. Y él mismo, tras escuchar algunas y variadas peticiones, ha decidido rescatar un viejo proyecto de cooperación transfronterizo que proponía este edificio como sede de un centro de cooperación policial de España con Portugal. Se trata de aprovechar estas emblemáticas instalaciones para crear un punto policial y aduanero en el que trabajase Policía Nacional y Guarda Nacional Republicana (GNR), y que beneficiase tanto a la comarca de Sierra de San Pedro, como -especialmente- a Extremadura y Alentejo en general. “No solo desde el punto de vista de la seguridad, sino también por el punto de vista de funcionarios que ahí estarían trabajando”, destaca el alcalde.
Este proyecto cobró forma en 2011, cuando el Gobierno español y el Ejecutivo portugués llegaron a un acuerdo que vio la luz un año más tarde, a través del Boletín Oficial del Estado. “Pero hasta ahora no se ha acometido este proyecto”, lamenta la delegada del Gobierno en Extremadura, Yolanda García Seco. La máxima representante del Estado en la región ha sido la primera en respaldar este proyecto y accionar la maquinaría que conducirá la documentación a los ministerios de Asuntos Exteriores e Interior. Y, así, “poder reiniciar este proyecto y darle un uso a ese edificio, que está en un entorno natural maravilloso y cuya mejor utilización posible que tendría sería una utilización policial”.
El ejemplo de Marvão
El resurgir de esta aduana llega justo cuando se acicala su aledaña. Ni a un kilómetro se remodela el puesto fronterizo de Marvão, manteniendo su estructura y la esencia que le regala la tradición de azulejos portugueses, para convertirse en un centro de información turística que reclute al que llegue hasta el Alentejo por Cáceres. “Hemos visto que Portugal ya está haciendo una rehabilitación en su edificio, que lo adquirió la Cámara Municipal de Marvão para hacer un punto de información turística”, detalla Piris.
El mismo alcalde revela que ese puesto también incluirá información sobre qué ver, hacer y comer en Valencia de Alcántara. “Nuestra localidad también va a estar presente allí, cooperando una vez más con Marvão”, dicta. Y demostrando, de nuevo, que en la Raya hispano-lusa tienen otro concepto de fronteras y, ahora también, de las viejas aduanas.