Inicio / Turismo / Del tren a la bicicleta: así se aprovechan las vías abandonadas en Beirã
Por Esmeralda Torres
10 December 2018
Seis años. Ese es el tiempo durante el que se han oxidado las vías del tren que unían Portugal con España a través de la frontera. Desde el último Lusitania que recorrió el tramo desde Castelo de Vide hasta Valencia de Alcántara, el musgo y el óxido se apoderó de unas líneas férreas que hoy han resucitado. Y (desgraciadamente) no para que por ellas transcurra el tren. Sobre los raíles portugueses ahora transitan bicis, un artefacto que une ambas posibilidades a través del turismo de aventura para devolverle la vida a las antiguas arterias ferroviarias.
“Llegamos hasta aquí para visitar a Lina y Eduardo, los propietarios del Train Spot, y nos quedamos boquiabiertos al descubrir este parque natural”, cuenta Susana Torgal, co-propietaria de Rail Bike Marvão. Se expresa en un castellano perfecto, fruto de su residencia en Barcelona durante más de diez años, desde donde retornó hasta su Lisboa natural. Allí regentaba un restaurante que la dejó agotada. El abrumador ritmo de vida de la capital, dice, junto a la sorpresa y las sensaciones que le despertó el Naturtejo le llevó a plantearse un giro de 360 grados. “Junto a Lenny (Macleod), mi marido, pensamos en cómo podíamos darle una nueva vida a las vías del tren como pretexto para salir de Lisboa”.
Rápidamente desecharon la idea inicial de mudarse a Nueva Zelanda, país de origen de Lenny y comenzaron a pensar en qué tipo de artefacto podría transitar por las líneas férreas sin necesidad de un gran acondicionamiento. “Nos dimos cuenta de que aún no había un sistema de ciclorail en Portugal” – relata -. “Algo que no quería decir que fuese bueno porque si no había, teníamos que hacerlo posible nosotros”. Una tesitura desde la que arrancó un camino de casi tres años y que los trámites burocráticos no han querido perdérselo. “Fuimos a Infraestructuras de Portugal y con una foto le enseñamos lo que queríamos hacer”, comenta con un tono chistoso que desaparece al recordar el riesgo que corrieron al sacarlo a concurso público y que otras empresas pudieran arrebatarle su idea. “Después de todo lo conseguimos: tenemos una concesión de ocho años de las vías que unen las estaciones de Castelo de Vide y Beirã”.
Made in Portugal
Susana cuenta cómo la empresa responsable de las vías férreas tuvo que aprobar esta licitación, e incluso los artefactos que circularían por ellas. “Nos enviaron una rail bike de Estados Unidos y a raíz de ella hemos hecho una replica con una persona portuguesa y materiales portugueses”, asegura la mujer. “Solo las ruedas son americanas porque allí las hacen bastante más ligeras, con un plástico muy compacto”.
Una vez que estuvieron estos vehículos biplaza a punto, Rail Bike Marvão echó a andar. “Fue en octubre, estamos justo empezando”, subraya la co-propietaria. Y lo hicieron con una oferta formada por dos paseos. La conocida como ‘corta’ tiene una duración de unas dos horas y media y recorre algo más de 16 kilómetros en un viaje de ida y vuelta. “Llega hasta un puente muy bonito y alto, de casi 30 metros de altura, en mitad de un valle de Castelo de Vide”, apunta. Allí, los cicloturistas se paran a descansar y estirar las piernas antes de volver a pedalear hasta el final del trayecto, en la Estación de Beirã. El largo llega y vuelve desde la Estación de Castelo de Vide, transitando por unos 32 kilómetros durante unas cuatro horas y media. “En mitad, ofrecemos un picnic en la estación para reponer fuerzas y continuar con el percurso”.
En cuanto a la condición física, “no te voy a mentir, sí que requiere algo”. El trayecto de ida tiene una ligera subida pero sin mucha importancia. “Algunos jóvenes han tenido más dificultades que algunos clientes de 60 años que la han hecho sin problemas”. De ahí, y especialmente por ofrecer la actividad a las personas con movilidad más reducida, que esta pareja se plantee incluir motores eléctricos en las bicicletas y “que toda la gente lo pueda hacer”.
Pero éste no será el único cambio que incluirá Rail Bike Marvão. No descartan crecer, y hacerlo hacia España. “Nuestra idea inicial fue que llegase hasta la misma frontera pero solo nos dieron este tramo”, lamenta Susana. “Está bien por estos ocho años, pero si crecemos no dudaremos que será hacia el este”, añade revelando su pasión por el país vecino. “Esto de vivir cerca de una frontera es lo más interesante y rico que me ha pasado. Me encanta”.