Llega en furgoneta y con la sonrisa que le caracteriza. Camina decidido casi sin mirar el suelo; conoce bien el territorio que pisa. Robert Ramallete (Cedillo) surca las aguas del río más largo de la Península Ibérica desde que contaba dos años. Entonces lo hacía en barca, de la mano de su abuelo y para pescar black bass. Ahora lo hace como patrón del barco Balcón del Tajo, con un turismo dispar como tripulación y con el objetivo de dar a querer este parque natural tanto como él mismo lo quiere. 

Dialogos Robert Ramallete

 

– Arranca la temporada, el Balcón del Tajo se echa a navegar.

 – Si hay un grupo de más de 25, da igual que sea diciembre, enero o cualquier época del año. Tenemos puesto como mínimo 25 pero también incluso hemos salido con grupos de 20. Los fines de semana que tenemos salidas regulares salimos con grupos de diez aunque no sea rentable, pero cuando das un servicio tenemos que darlo. Si queremos que el servicio sea bueno y que dé unas garantías para que la gente venga… Hay que perder para luego ganar. Y porque seamos realistas, es una zona donde es muy difícil traer el turismo. No estamos al lado de Madrid ni al lado de grandes poblaciones. Aquí como mínimo se tienen que hacer unos 200 kilómetros desde los núcleos de población más grandes que tenemos, sea Cáceres, Badajoz, Mérida.

Dialogos Robert Ramallete

 – Estamos en plena frontera pero habla de ciudades españolas.

 – Viene más gente española que portuguesa, aunque llevamos como dos fines de semana trabajando más con portugueses que españoles. El portugués el problema que encuentra es que viene de núcleos de población grandes y aquí los núcleos de población son más pequeños, con poca oferta para el turismo. Y otro problema que se encuentran es el desplazarse. Date cuenta que ellos vienen de allí a aquí, y aquí no tienen sus coches. El gran problema que tenemos es como subir a las poblaciones. En Portugal, las cámaras municipales se hacen cargo de que los turistas vayan a la ciudad. Les ponen autobuses porque realmente les interesa al municipio, es un ingreso importante. Sería un punto muy importante que aquí les esperase un autobús. De hecho, hay un proyecto por parte del Ayuntamiento de Valencia de Alcántara para llevarles a que pasen el día allí y después regresarlos para volver en barco. O incluso, otra posibilidad es que regresasen por tierra a Castelo Branco. Eso supondría combinar lógicamente con otras posibilidades de otros municipios y empresas que aporten. Hay una cosa que aquí nos falta, que me da mucha pena decirlo pero es real y cierto, que es que no tenemos cultura de turismo. Porque simplemente cualquiera de nuestras poblaciones un sábado, un domingo, un festivo están las tiendas cerradas, nadie abre de cara al turismo. Eso no ocurre en otras zonas, y no hace falta irse lejos. Me quedo en Extremadura, en pequeñas poblaciones, como ocurre en Sierra de Gata o Las Hurdes, donde vamos y un fin de semana está todo abierto. Ya no solo las tiendas de souvenirs para vender regalos, sino el mismo carnicero de las pequeñas poblaciones que sabe que un día festivo hace mucha más venta que el resto de la semana.

Dialogos Robert Ramallete

 

– Entonces cree que es un problema del sector privado…

 – Mira, te pongo el ejemplo de las casas rurales, que se limitan a alquileres de fin de semana, pero para una noche no abren. Eso es un gran problema. Se ha dado el caso de grupos de diez personas que llegan y preguntan si hay posibilidad de quedarse a dormir, buscarles una casa rural y no encontrar ninguna porque decían que para una noche no les merecía la pena. Te estoy diciendo que son diez personas, que a lo mejor tú lo vas a alquilar un fin de semana pero solo para una pareja o una familia de cuatro. Es muy importante el hecho de que la gente se mentalice de esto. El turismo tiene que ser como una tela de araña, que cuando un turista pisa aquí suene en toda la zona. 

Dialogos Robert Ramallete

 – Un problema privado.

 – Digamos que interno…

 – ¿Cree que la Administración no podría ayudar?

Hace tiempo tuve una reunión con la Diputación en Cáceres. Hace pocos días he tenido otra y les he vuelto a insistir. Lo que llega a la Administración desde los pequeños negocios de las poblaciones o los negocios que hay en el territorio dedicados al turismo es que el barco se lleva el turismo a Portugal y no queda gente en el territorio. Eso no es verdad. El problema no está ahí, porque la gente también viene al barco a hacer el crucero de naturaleza. El problema es que la gente viene pero no se queda en el territorio, se marcha porque ha venido antes y la experiencia no ha sido muy buena. Otro problema que encuentran es que los restaurantes, cuando les enviamos clientes, les dicen que están llenos. No les pueden decir que están llenos. Les pueden decir que ahora mismo tienen el comedor ocupado y que esperen a que tenga una mesa libre. De hecho, en otros sitios tienen hasta la elegancia de cuando el cliente tiene que esperar, decirle que se acerquen a la barra y les invitan a tomar algo mientras esperan. Aquí esa cultura no existe.

 – ¿Cuánto tiempo lleva al frente de este timón?

 –  Siete años.

 – ¿Y cómo llega Robert a ser patrón del Balcón del Tajo?

 – Yo soy de aquí, de Cedillo. Cuando empezó era transportista, conducía un camión que transporta mercancías y en mis ratos libres seguía navegando con mi barquita. Me empezaron a llamar porque estaban flojos de personal y me propusieron que si me quería quedar como patrón del barco, y dije bueno, que te paguen por algo que los demás pagan por hacer no está mal (ríe).

Dialogos Robert Ramallete

 – Debe de ser como trabajar en el paraíso.

 – Para mí sí. Me he criado en el río, desde que tenía dos años me traían. Lo conozco muy bien. Y yo siempre digo que quién no está orgulloso de enseñar su casa, y más cuando tienes una casa tan lujosa como ésta. Es un orgullo y un placer venir aquí a trabajar cada día, sobre todo porque la gente viene muy predispuesta. 

Dialogos Robert Ramallete

 – Entonces, no cambia de empleo por nada del mundo.

 – No, no lo cambio (ríe). Estoy muy contento con este trabajo. No me cansa, siempre trabajando cuando los demás están de fiesta porque para mí realmente el venir a aquí es venir como un día más de fiesta. Me siento un turista más. Y me gusta que, por ejemplo, tu hermana que viene de Madrid venga como un turista y se marche siendo un amigo, que al final del crucero seamos amigos. Y creo que esa es la ciencia para que la gente te recomiende y vuelva, que la gente lo sienta como suyo.